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“Anunciar a Jesucristo sin complejos”

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Homilía del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, en la Eucaristía del V Domingo del Tiempo Pascual, el 18 de mayo de 2025, en la S.A.I Catedral.

Queridos hermanos sacerdotes concelebrantes,

Diácono,

Seminaristas,

Queridos hermanos y hermanas en el Señor,

Primero, quiero pediros disculpas por el ruido. Reiteradamente hemos manifestado al Ayuntamiento que procure programar cuando no hay actos de culto. Estas tamborradas o otras similares. Pero bueno, hay que tener paciencia.

El Evangelio de hoy, en este domingo en el que concurren, por una parte, ese inicio del pontificado del Papa León, en que vemos esa asistencia del Señor a su Iglesia. Después del Papa Francisco, al que recordamos, por el que pedimos al Señor. Al mismo tiempo que esa tristeza ha venido cambiada en la alegría de la elección del Papa León XIV.

Y hoy inicia precisamente su pontificado. Con temblor, con miedo, pero al mismo tiempo, con una confianza infinita en el Señor, que asiste a su Iglesia, que le da siempre un sucesor de Pedro, para que, presidiéndonos en la fe y en la caridad, y el pueblo de Dios. Por lo tanto, ello es motivo añadido de júbilo en este V domingo de Pascua, en que la Palabra de Dios viene a iluminarnos.

Pero también tenemos esta efeméride de los 60 años de la presencia de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, la Iglesia que sufre. Esta institución, creada en los años 40, después inmediatamente de que terminara la Segunda Guerra Mundial, para ayudar a los cristianos que vivían en medio de persecución y de penalidades. Católicos en los países del antiguo telón de acero.

Fue un movimiento de solidaridad dirigido especialmente a ellos en sus distintos ritos, para poder mantenerlos en la fe, para avivar su esperanza, para que no fuesen disueltos por un ateísmo militante que quería arrasar con todo vestigio de Dios, con todo vestigio de la fe cristiana. Ha sido heroico su trabajo. Pero después, queridos hermanos, esta fundación ha extendido sus fines, sobre todo para ayudar mediante benefactores y mediante limosnas.

El 100% de los donativos que recibe son destinados para ayudar a la evangelización. Hay otras instituciones de Iglesia que ayudan contra el hambre en el mundo, que ayudan contra todas las miserias nacidas de la pobreza, como es Cáritas. Especialmente en situaciones de emergencia. Pero Ayuda Iglesia Necesitada ayuda a evangelizar, a quienes no tienen apenas medios para evangelizar. Iglesias jóvenes o iglesias ya establecidas desde hace tiempo.

Pero en esos países donde las dificultades persisten, allí está ayudando Ayuda a la Iglesia Necesitada. Esta fundación, ayudando a la formación de sacerdotes, al sostenimiento de comunidades religiosas, a la construcción de capillas, a dar intenciones de misa. A tantos sacerdotes que no tienen otro sustento que esas limosnas, que esa ayuda de tanta gente generosa del mundo. En España están desde el año 64, y nuestra diócesis es uno de los 20 puntos en España donde tienen establecidas oficinas. Yo os invito a colaborar con Ayuda a la Iglesia Necesitada. Pero os decía, la Palabra de Dios viene a iluminar este domingo. Por una parte, si os acordáis, el domingo pasado veíamos que Pablo y Bernabé eran echados, prácticamente expulsados por su predicación de la ciudad de Antioquía de Pisidia. Se sacuden sus zapatos, sus sandalias, en señal de protesta.

Y vemos que se dedican a los gentiles, porque los judíos no quieren escucharles tampoco. Y ahí manifiestan la universalidad del mensaje de Jesús, que ya lo veíamos en el apóstol Pedro cuando nos muestra esa visita a casa del centurión Cornelio. Pero vemos que Pablo se convierte así en el apóstol de los gentiles. Pablo anuncia el Evangelio sin parar. ¡Ay de mí si no evangelizare!, dice.

Y esta y esta misión continúa hoy en los pasajes que hemos escuchado desde el Evangelio, donde vemos que vuelven a Antioquía y allí exponen a los hermanos Antioquía en Siria, donde fue el primer lugar en que los cristianos fueron llamados con ese nombre. Y allí, a la comunidad cristiana les anima a seguir evangelizando, anunciando el nombre de Jesús y les dice que hay que pasar mucho para entrar en el Reino de Dios.

Como veis, no doran la píldora. No ofrece un cristianismo flojo, un cristianismo, pues simplemente, de mantenimiento. Sino les dice a esos primeros cristianos que tienen que ser fuertes, que tienen que anunciar Jesucristo, que tienen que exponer su vida, que tienen que vivir conforme a lo que creen. Y esta es la lección que nos vienen a dar los Hechos de los Apóstoles a lo largo de todo el tiempo pascual, en que está siendo la primera lectura de nuestras celebraciones dominicales.

Es esa imagen de la Iglesia que debemos ser y que ahora pastorea el Papa León. Le pedimos al Señor hoy, Señor, queremos ser como esos primeros discípulos tuyos, como los apóstoles anunciadores de Jesucristo. El Evangelio, en los lugares en los que estemos, en nuestras familias, entre nuestros amigos, en nuestro ambiente de trabajo, en nuestras relaciones sociales. Anunciar a Jesucristo con valentía.

Anunciar a Jesucristo sin complejos. Y no se trata de dar sermones, sino de manifestar con nuestro testimonio en la vida de familia, en el trabajo, en nuestras amistades, en la diversión, en el estudio. Manifestar que somos cristianos coherentes y cristianos alegres que anunciemos a Jesucristo. Y esa manifestación cristiana tendrá un premio, que nos invita el libro del Apocalipsis, con esa presencia de Dios que está ya entre nosotros por su Palabra, por los Sacramentos, especialmente la Eucaristía, por la fraternidad. Pero que está ahí de manera plena al final de los tiempos y sobre todo, también al final de nuestra vida, cuando gocemos de la vida eterna a la que nos invita la oración colecta que hemos dirigido al Señor. Y participar de la vida eterna los que hemos recibido el bautismo. El mensaje pascual, esa vida eterna en que Dios lo será todo en nosotros. Ese Dios que enjugará lágrimas en nuestros ojos, que ya no existirá llanto ni dolor, donde bueno, pues, estaremos con el Señor para siempre.

Y el cielo no es una carta de ajuste aburrida por toda la eternidad. El cielo no es la posibilidad, es la plenitud que anhela el ser humano y que nos ha ofrecido Jesucristo, Hijo de Dios, hecho hombre, llamándonos a la plenitud en Él, porque nos ha hecho, como dice San Pedro en su primera carta, familiares de Dios. Nos ha hecho partícipes de la naturaleza divina, ese viejo sueño del hombre que se hace plenitud en el cielo.

Queridos hermanos, pero tenemos algo para ganarnos el cielo, una tarea. Y esa tarea es amarnos unos a otros. Es el mandamiento nuevo de Jesús. Y la mejor forma de evangelizar… No vamos a evangelizar con discursos, si no, como nos dice Jesús en el Evangelio que acabamos de escuchar, de su despedida: os doy un mandamiento nuevo que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En esto reconocerán que sois mis testigos.

Luego, ahí tenemos mucho que cambiar. Tenemos mucho que transformar en nuestra vida personal, en nuestra vida eclesial, en nuestra vida social. Poner en práctica el mandamiento nuevo para que no sea tan nuevo para nosotros que no lo hemos estrenado. Y como decía el Papa León hoy en su día de pontificado, tomando pie de su antecesor León XIII, si los cristianos viviéramos la caridad… Si los cristianos pusiéramos en práctica el amor fraterno de una manera más decidida, nuestro mundo sería mejor. Desaparecerían muchos conflictos, muchos enfrentamientos. El mejor modo de convencer a los demás de la grandeza del camino cristiano… El mejor modo de evangelizar es con el amor a Dios y con el amor al prójimo. En esto conocerán que sois mis discípulos.

Vamos a pedirle a la Virgen, a Nuestra Señora, que se nos muestra en el Evangelio ayudando, invitándonos a hacer lo que Jesús nos diga. Que imitemos a Cristo en su amor, que nos ha amado hasta el extremo, porque somos sus amigos.

Vamos a vivir esto y veréis como las cosas van mejor. Al mismo tiempo que pedimos hoy por el Papa y le damos gracias al Señor por la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Así sea.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

18 de mayo de 2025
S.A.I Catedral de Granada

Iglesia santa, esposa y madre

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El 18 de mayo celebramos todos los años en la diócesis de Córdoba la fiesta de la dedicación de la Santa Iglesia Catedral. Fue el 18 de mayo de 1146 cuando Alfonso VII el Emperador recibió las llaves de la ciudad del rey musulmán Ibn Ganiya, y el arzobispo de Toledo D. Raimundo, entonces administrador apostólico de Córdoba, consagró la hasta entonces mezquita convirtiéndola en catedral católica. Los musulmanes volvieron a tomarla, cuando las tropas cristianas se alejaron de la ciudad de Córdoba. La segunda dedicación, más solemne y concurrida que la anterior se tuvo el 29 de junio de 1236, cuando el rey Fernando III el Santo reconquistó la ciudad de Córdoba y mandó que la gran mezquita fuera consagrada como catedral. Lo hizo el obispo de Osma, en ausencia del arzobispo de Toledo.

Este domingo 18 de mayo recordamos y celebramos la dedicación de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba. Celebración que en la Catedral tiene rango de solemnidad, que prevalece sobre el domingo.

Hay pocas celebraciones en el calendario litúrgico que se refieran a la Iglesia. Una es cuando se consagra esa misma Iglesia, otra es en el aniversario de esa consagración. En esta fiesta celebramos no tanto las piedras, por muy artísticas que sean, sino las personas que componen esta comunidad. Y al ser la Catedral, a todos los fieles católicos de la diócesis de Córdoba.

La Iglesia es calificada como Esposa de Cristo en la doctrina del concilio Vaticano II (LG 6), tomándolo de Ap. 19,7-10 y de la doctrina de los Padres: “Como cabeza él se llama “esposo”, y como cuerpo “esposa”. Son una sola carne” (san Agustín, in Ps. 74, 4). En la ordenación episcopal, cuando se entrega el anillo, se dice: “Recibe este anillo, signo de fidelidad, y permanece fiel a la Iglesia, Esposa santa de Dios”. La Iglesia es esposa, y así se le confía al ministro cuando es ordenado. Y por eso, es también madre fecunda por la acción del Espíritu Santo.

Celebrar la dedicación de la Santa Iglesia Catedral es celebrar en toda la diócesis que la Iglesia es la esposa de Cristo, la prolongación de Cristo en el tiempo y en la historia. No es la Iglesia una señora viuda, que ha heredado una rica herencia de su esposo y dispone de ello a su libre arbitrio. La Iglesia está desposada y su esposo vive, y por tanto, su primera tarea es la de ser fiel a su esposo en todo y con suma delicadeza. La Iglesia está referida constantemente a su único esposo, que es Jesucristo. Su preocupación constante es agradarle, hacer lo que él diga, vivir en su recuerdo, serle fiel absolutamente.

Y al mismo tiempo, y por ser esposa, es nuestra madre. Nuestra Santa Madre la Iglesia. Ella es una, siguiendo el mandato del Maestro. “Que todos sean uno, como tú Padre en mí y yo en ti, para que el mundo crea” (Jn 17,20). El Papa León XIV, siguiendo a san Agustín, tiene en su lema “in illo uno unum” (en aquel que es único [Cristo], nosotros somos uno [Iglesia]).

Es santa, porque su fundador es santo, y porque tiene como alma al Espíritu Santo. Y en su seno, de pecadores, que somos todos (excepto su Madre santísima), a todos nos va haciendo santos. Ahí están nuestros hermanos que nos preceden y brillan en todas las virtudes. Es católica, es decir, llega a todos los hombres y a todo el hombre.

Es apostólica, porque es enviada por los mismos Apóstoles a los que Cristo envió al mundo, para vivir una vida como aquella vida apostólica de los Doce con Jesús, para llevar a todos los hombres la buena noticia de la salvación.

La fiesta de la dedicación de la Santa Iglesia Catedral sea ocasión de intensificar nuestro amor a la Iglesia, a la que pertenecemos, y más en estos días en que ha recibido un nuevo pastor de la Iglesia universal, el Papa León XIV, y se dispone a recibir un nuevo pastor, D. Jesús Fernández, un nuevo sucesor de los Apóstoles.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández, administrador apostólico de Córdoba

… Y salió un León (XIV)

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Cuando ya nadie esperaba nada, la chimenea comenzó a echar humo blanco. Tuvimos 24 horas de dimes y diretes y en las tertulias televisivas o radiofónicas todo eran evidencias y certidumbres, al igual que en los periódicos y revistas digitales. Esperaban a Juan XXIV, a Pablo VII, a Juan Pablo III o incluso a Francisco II, pero no acertaron. Pronosticaron un cónclave difícil y largo, con entresijos de consensos y luchas internas, como habían visionado en la película del mismo nombre. Era como el dicho del parto de los montes, pero esta vez sí que no salió un ratón, sino un León, con el ordinal XIV.

Lo vimos acercarse al balcón de la logia vaticana y comenzaron las elucubraciones sobre su pectoral, la muceta roja… y sobre sus precisas primeras palabras. ¡Se ha escrito tanto! Pero el dato curioso es que la gente de la calle te daba el pésame por la muerte del papa Francisco y, ahora, la enhorabuena por la elección del papa León, y es de agradecer.

Francis Robert Prevost, ahora León XIV

Las comparaciones siempre son odiosas. No puede haber ningún papa repetible, porque el país y el tiempo en que nace, la familia que le rodea, los estudios que realiza, la experiencia de fe que le penetra hasta los tuétanos y su recorrido vital hacen a cada persona única e irrepetible. Y, si creemos que los cardenales electores realmente confían en el Espíritu Santo y se ponen bajo su auxilio, saldrá el papa que en ese momento más necesita esta Iglesia que es tan diversa, no lo olvidemos, como somos los 1.400 millones de católicos.

Tiempo de suricatas

Pero estamos muy influidos por el enfrentamiento, y de lo que ahora se trata es de arrimar las ascuas a mi sardina: que si cocina, que si va a caballo, que si la estola bordada, que si las palabras en latín… Un compañero sacerdote dice, con fino humor, que cuando hay un cambio de párroco, de obispo o de papa, es el tiempo en que de debajo de la tierra salen las suricatas, esa especie de pequeño mamífero que vive en las llanuras subdesérticas del sur de África. Su presencia es muy simpática, porque se elevan sobre sus patas traseras para olisquear el horizonte y sacar algo en su provecho. Quizás el más conocido sea Timón, el personaje que en la película acompaña al ‘Rey León’. Ahí lo dejo.

Somos peregrinos de esperanza y seguimos en tiempo de escucha y de conversión, de búsqueda de la paz y de la justicia, de misión y de evangelización, y esto solo es creíble con la unidad. El periodista Antonio Pelayo, uno de estos días, dijo: “Al Papa se le quiere y se le obedece”. ¡Ánimo y adelante!

Publicado por la Revista Vida Nueva el 17/05/2025

La señal del discípulo

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Cuando Judas se aparta, Jesús promete una señal. El evangelio del quinto domingo de Pascua nos lleva a la víspera de la Pasión. Durante la última cena, Jesús ha desenmascarado al discípulo traidor. Se acerca la hora del Príncipe de las tinieblas y Jesús anuncia que el Padre lo glorificará y Él glorificará al Padre. Cuando el Maligno parece triunfar, Jesús habla de glorificación. La gloria que Él recibirá del Padre y la que el Padre manifestará en el Hijo no es exaltación humana. La tiniebla será derrotada por la Gloria. Con la glorificación de Dios llega el mandato confiado a los apóstoles y la revelación de la señal del discípulo. Traición, glorificación, mandamiento y señal piden ser comprendidos a la luz del triunfo y de la alegría de la Pascua.

La traición está en la puerta del mandamiento del amor. Paradoja y ejemplo en el seguimiento de Cristo: al engaño de la traición, Jesús responde con amor verdadero; en su modo de amar está nuestro modelo. Judas queda al margen del mandato de amor. Abandonar el grupo de Jesús aleja de sus dones de misericordia. Jesús ama a todos sin medida, pero podemos cerrarnos obstinadamente a su amor. Quien se aparta de Jesús y de su Iglesia se cierra al amor verdadero. La experiencia de Judas ofrece una enseñanza dolorosa: quien se priva a sí mismo del amor del Señor pierde la esperanza. Quien, por el contrario, acoge su mandato de amor, vivirá en la verdad y la verdad le hará libre.

La glorificación está en la entrega. La grandeza infinita del Padre se revela en la entrega incondicional del Hijo. A los ojos del mundo, la entrega del Hijo parece derrota. Jesús, sin embargo, ofrece su vida libremente. Su entrega es ofrenda de amor sin límites. El Padre ama al Hijo y todo lo pone en sus manos. El Hijo ama al Padre y encomienda su espíritu a las manos del Padre. Jesús entrega su vida para que el mundo sepa que ama al Padre. En la entrega de Jesús está el amor que nos ha redimido. La glorificación del Padre es testimonio del amor divino y salvación del hombre. «La gloria de Dios es que el hombre viva. Y la vida del hombre está en conocer a Dios» (San Ireneo de Lyon). Hemos visto la Gloria de Dios en la entrega del Hijo.

El mandamiento es nuevo porque nace de un don y porque contiene aquello que nunca envejece. Los mandatos de Jesús son don para el crecimiento. Jesús nos pide cumplir lo que primero nos da. Cumple quien responde con docilidad al don recibido. El cumplimiento del mandato de Dios no es conquista de la sola voluntad humana, sino colaboración gozosa con la gracia. En el don de Dios está la posibilidad, el camino y la meta de nuestro cumplimiento. Con su mandato, Jesús promete al discípulo capacidad y ejercicio del amor más grande. No será menor el testimonio de amor del discípulo; en él resplandecerá el amor inmenso del Maestro. Sabe ahora el discípulo cuál es su escuela: en el Corazón del Hijo aprenderá a amar. Jesús nos pide amar como Él nos ama y Él nos ama como ama al Padre. Misterio insondable de la dignidad humana: la criatura amando con el amor del Creador. La señal distingue, identifica y remite a lo que no se ve. El amor de Cristo compartido entre nosotros nos muestra como discípulos suyos. Ahí está nuestra señal.

Comienza su pontificado el Papa León XIV. El que ha sido llamado a presidir en la caridad, requiere nuestra filial obediencia y el auxilio de nuestra oración: «mira, Señor, con amor a nuestro papa León, y tú que lo has constituido sucesor de san Pedro, concédele la gracia de ser principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión de tu pueblo».

+ José Rico Pavés

Obispo de Asidonia-Jerez

Jornada de formación para sacerdotes de nueva incorporación en el Seminario Diocesano

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Jornada de formación para sacerdotes de nueva incorporación en el Seminario Diocesano

Durante la jornada de este martes, ha tenido lugar un encuentro formativo en el Seminario Diocesano ‘María Inmaculada’ de Huelva, destinado a los sacerdotes recientemente incorporados a la vida pastoral de la Diócesis.

El encuentro ha estado orientado a fortalecer el conocimiento institucional y pastoral de los nuevos presbíteros, así como a propiciar un espacio de acompañamiento en esta etapa inicial de su ministerio en tierras onubenses.

La sesión ha sido guiada por el secretario-canciller de la Diócesis, D. Juan Bautista Quintero Cartes, quien ha compartido orientaciones y reflexiones fundamentales sobre la dinámica diocesana, el ejercicio del ministerio sacerdotal y los cauces administrativos y pastorales propios de esta Iglesia local.

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«Hoy comenzó el Concilio de Nicea»

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«Hoy comenzó el Concilio de Nicea»

HACE 1700 AÑOS

El día 20 de mayo del año 325 se celebró, en la ciudad de Nicea, en la antigua provincia griega de BITINIA del imperio romano, -hoy la ciudad turca de IZNIC- el que será el primero de los “Concilios Ecuménicos” de las Iglesias cristianas. Una reunión -universal- de los obispos para definir, clarificar o exponer los misterios de la Fe.  Sobre todo, cuando surgen personas que con sus explicaciones erróneas del “depósito de la fe” crean la división o grupos en el cuerpo unitario de la Iglesia de Cristo.

La libertad religiosa que suponía una reunión de este estilo, después de casi tres siglos de persecución del poder imperial a los cristianos, tiene su base en los edictos de Galerio en Sérdica (311) y de Constantino y Licinio en Milán (313). En 12 años de libertad la Iglesia va a ir transformando la sociedad. El pensamiento se siente libre para exponer “el depósito de la fe” del que san Pablo hablaba a Timoteo. Y puede surgir el error, peligroso, cuando el propio criterio se convierte en idea cerril.  Ya advertía san Pablo a los presbíteros de Éfeso en Mileto que “se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño” (Hch 20,29). Errores como el de Meletio y, sobre todo, el de Arrio de Alejandría, que cuestiona la divinidad de Jesucristo, hace saltar la alarma y suscita la “sinodalidad” de las Iglesias.

Es el propio emperador Constantino quien convoca la reunión y ofrece su palacio “de verano” a orillas del espléndido lago que lleva el nombre de Nicea. Acuden 318 obispos de los 1800 que calculan los historiadores a las “sesiones”, si usamos terminología actual, que duraron hasta el 25 de julio. El papa Silvestre no acude “por mayor”, dice Eusebio de Cesarea.

Se proclama la divinidad de Dios: uno en esencia y trino en personas. Y se clarifica la divinidad de Jesucristo: “Consustancial al Padre”= “de la misma naturaleza que el Padre”.  En el Primer concilio de Constantinopla (381) se completa la doctrina de la divinidad de las tres divinas personas cuando ha surgido otro listo, Macedonio. negándosela al Espíritu Santo. De ahí que el “credo de los Apóstoles”, con las clarificaciones de ambos concilios, pasará a ser llamado “credo nicenoconstantinopolitano”.

 Si puedo hacer una sugerencia a nuestro clero. Observo que nuestras feligresías parece que van perdiendo el conocimiento de ese credo.  Por lo visto, por piedad y por abreviar, les pedimos recitar cada domingo “el credo corto”.

Fr. Teodoro López

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La Iglesia celebra, el 25 de mayo, la Pascua del Enfermo

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La Iglesia en España celebra el próximo domingo, VI de Pascua, la Pascua del Enfermo, culminación de la Campaña del Enfermo 2025, desarrollada bajo el lema “En esperanza fuimos salvados” (Rom 8,24). Una celebración especialmente significativa este año al coincidir con el Jubileo 2025, convocado por el papa Francisco bajo la invitación a ser «peregrinos de esperanza».

La Campaña, que dio comienzo el pasado 11 de febrero, en la festividad de la Virgen de Lourdes y Jornada Mundial del Enfermo, ha estado marcada por una invitación a renovar la mirada sobre el sufrimiento, la enfermedad y la fragilidad, desde la luz de la esperanza cristiana. En su mensaje con motivo de la Pascua del Enfermo, los obispos españoles han querido subrayar esta dimensión jubilar, recordando que “cuanto más enraizados estamos en Cristo, más encontramos la serenidad interior”, en palabras del papa Francisco.

La Pascua del Enfermo de este año quedará también en el recuerdo por un acontecimiento que ha tocado el corazón de toda la Iglesia: el fallecimiento del papa Francisco, que ha sido descrito por los obispos como quien “ha culminado esa peregrinación de esperanza”. Los prelados han elevado oraciones por su alma, agradeciendo su testimonio de fe y cercanía con los que sufren. Al mismo tiempo, han expresado su gratitud por el nuevo pontífice, el recientemente elegido papa León XIV, haciendo suyas sus primeras palabras: “Que la paz de Cristo entre en los corazones y alcance a todos, que caminemos sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros”.

Los obispos han querido lanzar un mensaje claro en medio de las dificultades actuales, tanto en la Iglesia como en el mundo, recordando que “nuestra esperanza está en Dios, que ha revelado en Jesucristo su voluntad de estar con el hombre y guiarlo hacia su Reino de amor y vida”, tal como afirmó Benedicto XVI en 2010.

En su mensaje, destacan también que el sufrimiento y la enfermedad, aunque duros, pueden transformarse en una oportunidad de encuentro profundo con el Señor. “La enfermedad se convierte entonces en el hallazgo de una roca inquebrantable a la que podemos aferrarnos para afrontar las tempestades de la vida”, afirman. Lejos de ser sólo una carga, el dolor —añaden— lleva consigo un misterio de salvación, pues es precisamente en la debilidad donde se experimenta con mayor fuerza el consuelo de Dios.

Para concluir, los obispos han dirigido unas palabras de consuelo y cercanía a los enfermos, “que son un signo de dignidad y esperanza”, encomendándolos a la protección maternal de la Virgen María, consuelo de los afligidos. Un mensaje que resuena con fuerza en este tiempo pascual, recordando que la resurrección de Cristo no es una promesa lejana, sino una fuente viva de esperanza para todos, especialmente para quienes sufren.

MATERIALES

Orientaciones y subsidio litúrgico

Mensaje de los obispos

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Familia y Vida celebra el segundo encuentro formativo para personas viudas

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Tuvo lugar en el Centro de Orientación Familiar San Juan Pablo II de Córdoba el pasado miércoles 14 de mayo

La Delegación de Familia y Vida celebró la semana pasada el segundo encuentro formativo para personas viudas para dar así respuesta a la necesidad mostrada por este grupo de compartir una jornada fraterna de formación. Acudieron al encuentro el consiliario, Ángel Cristo Arroyo, y los delegados, José María y Pilar. Durante el mismo los asistentes tuvieron la oportunidad de contar su experiencia y compartir con los asistentes una reflexión sobre la viudez, la vocación al matrimonio y la superación del duelo con la ayuda de Dios.

Por deseo de los participantes y desde la Delegación se ha decidido plantear un encuentro trimestral en el que cada vez sean más los participantes y en el que profundizar en la viudez en la Sagrada Escritura, en la tradición y en el magisterio de la Iglesia. Familia y Vida sigue así mostrando su compromiso con las personas viudas en el camino de la fe y la esperanza y ofrece apoyo espiritual y emocional con quienes han perdido a su cónyuge.

Para cualquier duda o información adicional, se puede contactar a través de los teléfonos: 639 720 958 ó 609 131 586.

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Restauración del cuadro “San Francisco en la Porciúncula” de Agustín del Castillo

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En estos últimos días ha comenzado la restauración del cuadro “San Francisco en la Porciúncula”, una obra del año 1622, firmada por el pintor cordobés Agustín del Castillo, uno de los grandes maestros del barroco andaluz.

Esta intervención de conservación será realizada por el taller REGESPA de Córdoba, bajo la dirección técnica de la restauradora Rosa Ramírez, especialista en bienes culturales. Los trabajos buscan recuperar el esplendor original de la obra, afectada por el paso del tiempo, devolviéndole su función catequética y su valor como signo visible de la fe transmitida por la Iglesia a lo largo de los siglos.

La restauración ha sido posible gracias al patrocinio de la Sociedad Nuclear Española (SNE), en el marco de su 50ª Reunión Anual celebrada en Córdoba, con la colaboración de las empresas Endesa e IDOM. Esta iniciativa forma parte de un proyecto de recuperación del patrimonio artístico de nuestra parroquia, al que también se suma la próxima restauración de otra obra de gran relevancia: “El milagro de la Porciúncula”, de Antonio del Castillo, hijo del autor de esta primera.

Nuestra parroquia sigue firmemente comprometida con la conservación y transmisión del patrimonio que hemos recibido, no como mera expresión artística, sino como instrumento vivo de evangelización, que anuncia la fe a través de la belleza. Agradecemos a las entidades implicadas su generosa colaboración y pedimos al Señor que esta restauración sea también ocasión para que muchos vuelvan la mirada a Cristo, siguiendo el ejemplo de san Francisco, testigo de la pobreza y del amor a la Iglesia.

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Formación permanente del Clero el próximo 26 de mayo

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La tercera y última formación permanente del Clero tendrá lugar el lunes 26 de mayo, y versará sobre el discipulado de jóvenes y niños, en la Casa de la Iglesia.

El contenido y horario de este encuentro es el siguiente:

10.30 Oración.

11.00 Generación Z. ¿Misión imposible? (1).

Rvdo. Sr. D. Javier García Rodríguez, Delegado para la Juventud y la Infancia de la archidiócesis de Santiago de Compostela y miembro del equipo del Área de Primer Anuncio de la Comisión Episcopal para la Evangelización, la Catequesis y el Catecumenado.

12.00 Descanso, café.

12.30 Generación Z. ¿Misión imposible? (2).

Rvdo. Sr. D. Javier García Rodríguez, Delegado para la Juventud y la Infancia de la archidiócesis de Santiago de Compostela y miembro del equipo del Área de Primer Anuncio de la Comisión Episcopal para la Evangelización, la Catequesis y el Catecumenado.

13.30 El Catecumenado de niños en edad escolar no bautizados en la diócesis de Jaén.

Rvdo. Sr. D. Juan Ignacio Damas López, Vicario de Evangelización de la diócesis de Jaén.

14.00 Comida.

Se ofrece la posibilidad de comer accediendo y e inscribiéndote en este formulario: inscripción almuerzo en la Casa de la Iglesia

La fecha límite para reservar la comida es el jueves 22 de mayo.

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