
El obispo emérito de Huelva, monseñor José Vilaplana, ha dirigido la mañana de este jueves el retiro al clero de Sevilla a propósito de la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote. El encuentro se ha celebrado en el aula Juan Guillén de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla.
Monseñor Vilaplana, acompañado por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, los obispos auxiliares, monseñor Teodoro León, monseñor Ramón Valdivia y un numeroso grupo de sacerdotes, ha centrado su reflexión en el “amor que mana del corazón de Cristo”. Exhortó a los presbíteros a “entrar en el corazón de Cristo, a propiciar un diálogo de corazón a corazón con Aquél que nos amó”.
A lo largo de su intervención citó al papa Benedicto XVI y su encíclica ‘Deus Caritas Est’ “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
La última encíclica del papa Francisco ‘Dilexit nos’ sirvió de hilo conductor. “¿Por qué nos referimos al corazón? Porque es el núcleo que está detrás de toda apariencia. El lugar de la sinceridad, donde no se puede engañar ni disimular. Podríamos decir, en último término: Yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas”.
Expresó que Cristo ama a su pueblo, en primer lugar, “mostrándose cercano. La cercanía es el primer paso del amor”. También lo hace “dignificando a todo aquel que es tocado por Él, porque el encuentro con Jesús transforma”. Citó el pasaje bíblico de la curación de la suegra de Pedro. “Un milagro cotidiano, doméstico, sencillo, en el que se ve retratada nuestra vida”. Otra referencia a las Sagradas Escrituras fue la de la curación del endemoniado de Gerasa. “Jesús no ha venido a juzgar, ha venido a amar, a dignificar, a tender la mano”.
Añadió que, durante los retiros “siempre se hacen subrayados importantes, pero no podemos perder de vista que el más importante es el Señor que sale al encuentro de cada uno de vosotros. El momento más importante del retiro es el coloquio con Cristo sacramentado”.
Sentimientos de Cristo
Y, “¿cómo reflejar la vida con Cristo a través del sacerdocio? Experimentando que somos de Cristo todo y de Cristo solo. Nuestro sacerdocio configurado con Aquél Sumo y Eterno Sacerdote”. El obispo emérito de Huelva destacó que el sacerdote ministerial “a imagen del Señor, se muestra especialmente cuando cuidamos el rebaño que nos ha sido confiado, cuanto estimulamos en nosotros la santidad, cuando cuidamos nuestro corazón para que vibre con los sentimientos de Cristo”. En esta línea, acentuó que “el centro de nuestra vida y sacerdocio es Cristo, Aquél que ha de ser siempre la referencia”. En definitiva, “el sacerdocio cristiano es la prueba del amor de Dios”.
Adoración eucarística
Tras la primera meditación los presbíteros de dirigieron a la capilla del Seminario Metropolitano de Sevilla para la oración personal. Monseñor Vilaplana tomó nuevamente la palabra para añadir algunas reflexiones. “El sacerdote – destacó – es un cuidador de perlas que con un hilo discreto las une a todas. Las perlas son los carismas que el sacerdote ayuda a descubrir en las personas. Dejémonos, por tanto, santificar por el Espíritu Santo”.
Ecce, Fiat, Magnificat
Su última referencia fue para la Virgen María. Animó a los sacerdotes diocesanos a imitar a la Santísima Virgen «haciendo nuestras las palabras de la la Madre de Dios en el Magníficat».
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