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D. José Manuel Criado jura su cargo como nuevo Ecónomo diocesano

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Tras su nombramiento, el pasado 18 de junio, como Ecónomo diocesano, D. José Manuel Criado Reca ha jurado su cargo en la mañana de hoy. El acto ha tenido lugar en presencia del Obispo de Jaén, Monseñor Sebastián Chico Martínez; el Provicario General de la Diócesis, D. José Antonio Sánchez Ortiz; el Secretario Canciller, D. Miguel Lendínez Talavera; el Vicario Judicial, D. Andrés Segura Moya; así como de miembros del área de Economía y otros compañeros de la Curia diocesana.

El acto ha comenzado con la lectura del nombramiento por parte del Secretario Canciller. A continuación, D. José Manuel ha proclamado la profesión de fe y ha prestado juramento ante los Santos Evangelios, que ha tocado con su mano en señal de compromiso y fidelidad.

El Obispo ha tomado la palabra para agradecer la labor del anterior Ecónomo diocesano y felicitar a D. José Manuel por este nuevo encargo, destacando su trayectoria en la Iglesia diocesana, en la que lleva trabajando treinta años. “Le doy las gracias a José Manuel por el trabajo realizado junto a su equipo y agradezco su disposición para acoger este nuevo servicio”.

Asimismo, Monseñor Chico Martínez ha querido subrayar la importancia de vivir esta responsabilidad desde la caridad y la humildad. Igualmente, lo ha alentado a fomentar la comunión eclesial. «Te animo a vivir este servicio con caridad y humildad, tanto hacia los sacerdotes como hacia los religiosos y laicos. Busca siempre la comunión eclesial y cuida que nunca se rompa. Desarrolla tu labor en un clima de cercanía y con sentido pastoral hacia el pueblo de Dios, al que estás llamado a servir. Y recuerda que se te ha confiado la responsabilidad de custodiar los bienes temporales de la Iglesia».

Por su parte, D. José Manuel Criado ha expresado su gratitud por la confianza depositada en él y ha asegurado que afronta esta nueva responsabilidad “con mucha ilusión”. También, ha querido dedicar unas palabras a sus compañeros: “Sé que no camino solo. Estoy seguro de que mis compañeros del área de economía me van a acompañar, al igual que sé que puedo contar con el resto de los miembros de la Curia. Mis puertas van a estar siempre abiertas para vosotros”.

El acto ha concluido encomendándose a la Santísima Virgen, con el rezo del Ave María, y una foto de familia.

Galería fotográfica: «Toma de posesión nuevo Ecónomo diocesano»

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«Ordenarme sacerdote con 24 años es el mayor regalo»

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Miguel Tovar Fernández recibirá el Orden Sacerdotal este sábado en la parroquia de su localidad natal de Torrealta.

Cinco nuevos sacerdotes se incorporan al presbiterio diocesano en las próximas semanas, Miguel Tovar Fernández será el primero de ellos, recibirá el Orden Sacerdotal este sábado, a las 11:00 horas, en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Torrealta (Molina de Segura). Él mismo nos cuenta cómo sintió la llamada al sacerdocio y cómo se han desarrollado estos años desde que entró en el Seminario Mayor San Fulgencio hasta recibir el diaconado:

«Para comenzar mi testimonio vocacional lo haré usando una palabra: gracias. Le doy gracias al Señor porque poder ordenarme sacerdote para siempre con 24 años, es el mayor regalo que Dios me ha hecho. Un don cuyo mérito es de Dios, porque de entre las muchas cosas que podría haber hecho con 18 años, fue el Señor el que me impulsó a entrar al seminario y a entregarle mi vida a la Iglesia en septiembre de 2019.

Me llamo Miguel Tovar, soy de la Torrealta, un pequeño pueblo de Molina de Segura, cuna de vocaciones sacerdotales. En esta tierra murciana fui creciendo junto a mis padres y a mi hermano mellizo y mi hermana María, dos años mayor que yo. El 16 de junio fui bautizado junto a mi mellizo por el sobrino del beato Fortunato Arias, por D. Jesús Arias. Con el tiempo uno se da cuenta de que la vocación sacerdotal es un proceso que comienza antes de nacer como bien dice el profeta Jeremías: “Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones”. Pero cuando yo la percibí claramente por primera vez fue con 13 años.

Tras confirmarme, hubo momentos en los que esa llama de la vocación fue más fuerte y momentos en los que fue más floja. Mi adolescencia transcurrió de forma normal, con mis amigos, en el instituto, un noviazgo de cuatro años, con una pasión por el fútbol, el deporte y el Real Murcia tremenda. La vocación seguía ahí, pero yo no respondía por dos razones: intentaba buscar la felicidad en otras cosas y por el miedo al qué dirán. Cuando se acercaba el momento de entrar a la universidad, me debatía entre periodismo o la docencia.

Pero el Señor cuando llama, lo hace de verdad e insiste hasta que lo consigue. Y ese gusanillo que yo tenía desde bien pequeño, cada vez se fue haciendo más fuerte a través de la inquietud. La vocación sacerdotal, en medio de la vorágine de bachillerato era un pensamiento que no me podía quitar. Fue entonces cuando decidí visitar el seminario. Y cuando lo hice, mi corazón descansó. La belleza del canto, la liturgia, la convivencia de los seminaristas, las conversaciones con D. Sebastián Chico… Todo me hacía ver que estaba en mi sitio.

Los años de seminario los recuerdo con mucho cariño. Al seminario le debo mucho, mi formación, amistades auténticas, pero sobre todo el haber forjado la identidad sacerdotal y un amor profundo a la Iglesia, pudiéndola conocer en su profundidad. El lema de mi ordenación es “Su misericordia es eterna”. Y es que en los momentos de sufrimiento y de debilidad paradójicamente ha sido cuando más feliz he sido y cuando más consolado me he sentido por Jesús Buen Pastor. Ha sido en esos momentos donde me he encontrado con la paz, la fortaleza, el amor y sobre todo con la inmensa misericordia que solo encontramos en la Cruz de Cristo.

En el seminario he podido conocer a la Iglesia en su variedad de carismas. Destaco dos momentos. Uno la visita al Monasterio Benedictino de Leyre y otro el viaje al Congo. El primero me ayudó a valorar la universalidad de la Iglesia y a poner en valor el trabajo de tantas personas que entregan su vida al servicio del Reino en las zonas más recónditas del planeta. El segundo me ayudó mucho para contemplar a Dios en la belleza del canto, de la liturgia, de la Creación y en la espiritualidad benedictina. Desde entonces vuelvo todos los veranos a este oasis de paz y espiritualidad.

Cuando el Señor te llama puede aparecer el miedo a que Dios te lo va a quitar todo. Y es totalmente al contrario, a lo largo de estos años, he podido comprobar que cuando uno le entrega la vida a Dios, te lo da todo. A día de hoy yo sigo yendo a ver al Real Murcia como buen socio y veo fútbol cuando puedo, continúo haciendo deporte, sigo viendo a mis amigos, pero lo vivo y lo disfruto de una forma distinta: desde Dios, sabiendo que él es lo primero y principal en tu vida. Incluso ese interés por el periodismo o la docencia no han desaparecido, sino que cobran su sentido más pleno y los podré llevar a cabo desde el ministerio sacerdotal, ya que dos tareas fundamentales del sacerdote son la de enseñar y comunicar.

Durante estos años he estado de pastoral en pastoral vocacional, en el Seminario Menor, en la parroquia del Carmen en Murcia, en la parroquia San Juan Bautista de Archena, en la parroquia Santiago el Mayor de Totana y ahora como diácono en la parroquia de El Salvador de Caravaca de la Cruz. Estos meses de diácono, junto a la ordenación diaconal, han sido los mejores de mi vida. Poder ser instrumento de Dios para la gente, en la escucha, en los sacramentos, en la predicación y en el servicio a los demás ha sido un auténtico regalo.

A punto de ordenarme sacerdote, me encuentro con temor y temblor, pero sobre todo con mucha alegría, paz, ilusión y unas ganas inmensas. Como decía al principio, poder unirme al Señor y a la Iglesia con 24 años para siempre es lo mejor que me ha pasado en la vida y gracias a lo cual soy la persona más feliz del mundo».

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Emaús, Effetá y Bartimeo celebran un encuentro de fin de curso

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Emaús, Effetá y Bartimeo celebran un encuentro de fin de curso

Tuvo lugar el pasado viernes, 27 de junio, en las Ermitas a los pies del Sagrado Corazón de Jesús

La comunidad de Emaús, Effetá y Bartimeo de las seis parroquias de la Diócesis que los acogen disfrutaron el viernes, 27 de junio, de un encuentro en las Ermitas. Cada parroquia trabaja a lo largo de año de manera autónoma, como ha explicado Fernando Martínez, coordinador de la comunidad de Emaús de hombres en la parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación, pero la semana pasada quisieron reunirse todos en un encuentro fraterno para agradecer los frutos de los retiros de este año.

El encuentro comenzó con la celebración de la eucaristía, presidida por Juan José Romero Coleto, párroco de Ntra. Sra. de Belén. Durante la misa se recalcó que “Dios es el centro de todo lo que somos y hacemos” y que su amor “nos impulsa a caminar juntos, a sostenernos unos a otros, a servir con alegría y a ser luz en el mundo”.

Los hombres y mujeres de Emaús, y los jóvenes de Effetá y Bartimeo agradecieron al Señor “el regalo tan inmenso que nos ha hecho al reunirnos a los pies del Sagrado Corazón para compartir la eucaristía”. Asimismo, le pidieron que la comunidad se convierta en misión, impulso, vida entregada y servicio”.

Terminada la eucaristía hubo un rato de adoración al Santísimo y por último, un ágape fraterno.

En este momento las parroquias que acogen a la comunidad son: Ntra. Sra. de la Consolación y Ntra. Sra. de Belén a Emaús mujeres y hombres y Effetá; San Juan Pablo II a Emaús mujeres; Cristo Rey a Bartimeo; la Basílica de San Juan de Ávila de Montilla a Emaús mujeres San Francisco Solano de Montilla a Emaús hombres.







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Hakuna da gracias a Dios junto al obispo por un nuevo curso

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Los grupos de Hakuna de la Diócesis cerraron ayer su curso pastoral en Murcia junto al obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, que presidió la Eucaristía en la que dieron gracias a Dios por lo vivido a lo largo del año.

La celebración tuvo lugar en la Parroquia San Pedro Apóstol, donde el grupo de universitarios de Hakuna Murcia se reúne cada martes. En su homilía, el obispo se dirigió a los jóvenes para recordarles que la Palabra de Dios «es viva y eficaz; entra en lo hondo del ser y da criterio de vida»; y destacó «la ternura, la misericordia y la grandeza de Dios», que siempre perdona. «Damos gracias a Dios por todo un año de servicio, de estudio, de estrechar lazos unos con otros; y porque habéis permanecido fieles y encontrado razones para reconocer el rostro de Cristo; que por medio de vosotros llegue la paz y la misericordia entrañable de Dios a todos los que os rodean, sean o no creyentes».

Al término de la misa, los jóvenes felicitaron al obispo por sus bodas de oro sacerdotales, celebradas el pasado domingo; y, como muestra de su afecto, le entregaron un obsequio y cantaron la canción de Hakuna Group Music Huracán, que el obispo mencionó en su plan pastoral del pasado curso.

Mons. Lorca, por último, les pidió especialmente que rezaran por el Papa León XIV; que trabajaran por mantener la comunión «siguiendo no los criterios del mundo, sino los de Dios»; y que rezaran para que otros jóvenes tuvieran «las mismas oportunidades que ellos de encontrarse con Cristo». Juntos rezaron un Padrenuestro por esta última intención.

A continuación, se celebró en el templo una hora santa de Hakuna, con momentos de silencio y de oración por medio de la música, para terminar con la bendición y la reserva del Santísimo.

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Miércoles, 2 de julio

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Dossier de prensa diario elaborado por la Delegación diocesana de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Córdoba.

20250702 Dossier de prensa

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Convivencia final de curso del clero joven en La Yedra

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Del 29 de junio al 1 de julio se celebró, en la casa de espiritualidad San Juan de Ávila de La Yedra, la convivencia de final de curso del clero joven de la diócesis. Durante tres días, los sacerdotes con menos de diez años de ordenación compartieron con nuestro obispo, Don Sebastián Chico, un espacio de oración, fraternidad y formación, en el marco del itinerario de formación permanente en los primeros años del ministerio.

El encuentro comenzó el domingo por la noche con la acogida y un primer momento de convivencia. La jornada del lunes estuvo marcada por la celebración de la Eucaristía. En su homilía, el Obispo diocesano invitó a los sacerdotes jóvenes a renovar la gracia sacerdotal de la ordenación, en este tiempo en que muchos celebran sus aniversarios sacerdotales, y a responder con amor y entrega a la misión encomendada. Hubo después espacio para la convivencia distendida.

Por la tarde, el grupo se trasladó a Canena, donde visitó su hermoso castillo, y desde allí se dirigió a Baeza, a la parroquia de San Andrés. El párroco, D. Andrés Nájera, brindó a los sacerdotes una magnífica acogida y les ofreció una explicación del templo, al final de la cual compartió su testimonio vocacional. Sus palabras tocaron el corazón de los sacerdotes más jóvenes por su cercanía y calidez. La jornada concluyó con una cena fraterna en Baeza.

El martes estuvo dedicado a la formación. En esta ocasión fue el delegado episcopal para el Clero, D. Raúl Contreras, quien ofreció una reflexión titulada «El ejercicio de la autoridad en la vida ministerial. Naturaleza y riesgos», a partir de las claves que ofrecen para ello la Sagrada Escritura, el magisterio del Concilio Vaticano II y el reciente Sínodo sobre la sinodalidad. Esta reflexión dio paso a un tiempo de diálogo entre los sacerdotes, siguiendo la dinámica de la conversación en el Espíritu.

Esta convivencia ha supuesto, así, un espacio privilegiado para cerrar el curso, fortalecer los lazos fraternos y renovar el entusiasmo en el servicio pastoral.

Delegación para el clero

Galería fotográfica: «Convivencia clero joven»

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Hoy comienza el Camino de Santiago un grupo de peregrinos de las parroquias de Alquife, Aldeire y La Calahorra

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Hoy comienza el Camino de Santiago un grupo de peregrinos de las parroquias de Alquife, Aldeire y La Calahorra

Este miércoles 2 de julio comienza el Camino un grupo de peregrinos de las parroquias de Alquife, Aldeire y La Calahorra. También hay otros que se han sumado llegados de otras parroquias. Han viajado en autobús hasta Sarriá, después de haber visitado O Cebreiro y Samos en el primer día de la peregrinación, el martes 1 de julio.

Pero el Camino lo inician hoy, en Sarriá y lo completarán el domingo 6, en Santiago de Compostela, a los pies del Apóstol, al que llevarán las oraciones que les han sido encomendadas y las propias. Entre medias, cinco días de camino, con etapas pequeñas, pero exigentes, de Sarriá a Santiago, a través del que se conoce como Camino Francés.

Son 100 km de experiencias y de fe, que comienzan en Sarriá y que cuenta con paradas en Portomarín, Palas de Rei, Arzúa, Pedrouzo y finalmente Santiago de Compostela. En todos los lugares dormirán en hotel, lo que hace el camino más cómodo.

Acompañando al grupo va el sacerdote José Manuel Suárez, que es el párroco de estas dos poblaciones y buen conocedor del camino. El 7 de julio regresarán a casa.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

Alquife camino de Santiago julio 2

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Josefina: «Compartir la fe en la parroquia me ayuda muchísimo»

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Josefina Fernández Salcedo recibió la Medalla Pro Ecclesia Malacitana, concedida por Mons. Jesús Catalá, en su parroquia de Vélez-Málaga, la Encarnación y San Juan. Su párroco, Fernando Azuaje, le hizo entrega de «la mayor alegría que podía recibir a estas alturas de mi vida», afirma Fina. 

 

¿Qué significó para usted recibir la Medalla?

Para mí fue la mayor alegría que podía recibir a estas alturas de mi vida, que tengo ya 85 años. Estoy muy contenta y, sobre todo, muy agradecida al Sr. Obispo, a mi párroco, a la comunidad parroquial y a la Diócesis, a la que me siento muy unida pues fui varios años miembro del Consejo Pastoral Diocesano representando al Arcirprestazgo de Axarquía Interior. El día de la imposición de la Medalla me sentí muy arropada y querida por la parroquia, mis familiares, mis amigos. Yo estaba que no cabía en mí de alegría y de agradecimiento. Fue muy grande lo que viví y creo que no lo voy a olvidar nunca. 

¿Cuál es su misión en la parroquia?

Justo ahora es cuando menos estoy haciendo, por mi edad, pero sigo colaborando en todo lo que puedo y mi condición física me permite, sobre todo, el vivir la fe con alegría y transmitirla, que para eso no hay edad. Compartir la fe en la parroquia me ayuda muchísimo, a través de la liturgia y los sacramentos. Para mí, la parroquia siempre ha sido una prioridad y muchas veces he dejado otras cosas porque en la parroquia se me necesitaba para algo. He sido enfermera con horarios complicados y visitas a domicilio, y situaciones familiares complejas, pero siempre he encontrado el tiempo necesario para la parroquia. He sido catequista de niños y de adultos, llevado grupos de oración de lectivo divina, sido miembro de Cáritas parroquial, estado en el grupo de liturgia y en el de economía, he tocado la guitarra y hasta una rondalla montamos… nunca he dicho que no a aportar mi granito de arena en la parroquia, siempre con mucha ilusión.

¿Toda la vida en su parroquia?

Desde el año 1940, cuando nací. Viví 13 años en Granada con las Hijas de la Caridad, a las que pertenecí, pero el resto de mi vida, en mi parroquia de Vélez-Málaga. Después de recibir la comunión entré en los grupos de la Santa Infancia y seguí en todos los grupos de la parroquia. Desde los años 40 hasta ahora he conocido a muchos párrocos y vicarios parroquiales. Hemos tenido épocas de misión, de escuela rural con una vida muy activa… hemos vivido de todo y estoy muy feliz y, si volviera a nacer, volvería a hacer lo que estoy haciendo. Lo que me quede de vida, ahí voy a estar. La parroquia me ha dado mucha más de lo que yo haya podido aportar. Siempre, siempre, siempre estaré agradecida. 

¿Cuál es su acción de gracias a Dios?

Gracias infinitas por la salud para poder llevar mi trabajo apostólico a cabo; y gracias por haberme dado la fe y la oportunidad de profundizar en ella, vivirla, y compartirla. La fe, para mí, es la mayor gracia que puede dar Dios, y es la que me ha movido en mi servicio, ya sea en el trabajo o en la parroquia, o en el día a día.

 

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Homilía en la acción de gracias por la reapertura de la mina de Aznalcóllar

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Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses. Misa de Acción de Gracias por la reapertura de la Mina de Aznalcóllar. Parroquia del Sagrario de la Catedral. 29 de junio de 2025. Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles.

  1. «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). Hoy celebramos con toda la Iglesia universal la solemnidad de san Pedro y san Pablo. Pedro es el apóstol escogido por el Señor para ser fundamento visible de la unidad eclesial, el humilde pescador de Galilea que, con sus luces y sombras, sus aciertos y negaciones, fue transformado por la gracia en roca firme de la fe. Pablo es el Apóstol de los gentiles, el que predicó incansablemente a Cristo. En este día, en que veneramos su testimonio y martirio, nos congregamos en esta Eucaristía con un motivo muy especial: dar gracias a Dios por la inminente apertura de la Mina de Aznalcóllar, tras veintisiete años de sufrimiento, de lucha y esperanza.
  2. Saludos.
  3. Nuestra celebración tiene lugar en la Parroquia del Sagrario de la Catedral, testigo silencioso de tantas noches de vigilia, oración, dolor y dignidad. Aquí, durante más de 270 noches, los mineros de Aznalcóllar y sus familias encontraron no solo un refugio físico, sino también espiritual. La Iglesia les abrió las puertas, porque el corazón de la Iglesia siempre ha estado abierto al sufrimiento del pueblo, como una madre que no abandona jamás a sus hijos. Hoy regresáis a esta misma casa, queridos aznalcolleros y aznalcolleras, no ya con el ceño fruncido por la incertidumbre, sino con el alma henchida de esperanza. El Señor ha escuchado vuestro clamor. Como el pueblo de Israel tras el exilio, volvéis con alegría al templo para ofrecer vuestro agradecimiento. En palabras del Salmo 27, tantas veces invocado: «Espera en el Señor, ten ánimo, sé valiente. Espera en el Señor». Y vosotros habéis esperado con fe y perseverancia.
  4. En estos años, se ha forjado un vínculo profundo y fecundo entre la comunidad minera de Aznalcóllar y la Iglesia. Un vínculo que ha nacido del sufrimiento, ciertamente, pero también del Evangelio. La Iglesia no tuvo soluciones técnicas ni administrativas, pero ofreció lo más valioso que puede ofrecer: la escucha, la cercanía, el consuelo y la oración. No solo en aquellos días del encierro, sino durante los largos años que siguieron, cuando la esperanza parecía desvanecerse. Vuestra comunidad parroquial, vuestros párrocos, las autoridades diocesanas, han seguido acompañándoos, intercediendo por vosotros, sosteniendo vuestra esperanza.
  5. Esta reapertura, o podemos decir, esta apertura, porque es una mina nueva, no es únicamente una noticia económica o laboral, sino un signo de restauración. Es un mensaje claro de que Dios no abandona a su pueblo. El mismo Dios que acompañó a Pedro en su prisión, como hemos escuchado en la primera lectura (Hch 12,1-11), también ha estado presente en esta historia. San Pedro fue liberado por el ángel del Señor en medio de la noche. También vosotros habéis sido liberados de una larga oscuridad, guiados por la luz de la fe. La reapertura de la mina no es una meta, sino un nuevo comienzo. Un comienzo lleno de retos, de exigencias, de trabajo responsable, pero también de grandes oportunidades. Hoy el pueblo de Aznalcóllar puede mirar al futuro con dignidad recuperada. La dignidad del trabajo, que como enseñó el Papa León XIII en la encíclica Rerum Novarum, es elemento esencial de la vida humana, fuente de realización personal y de progreso familiar y social.
  6. La Iglesia no ha dejado nunca de enseñar que el trabajo no es solo un medio para ganar el pan, sino una participación en la obra creadora de Dios. Por eso, cuando la mina se cerró por aquel desastre ecológico hace 27 años, no solo se paralizó una actividad económica: se quebró una esperanza. Hoy, con esta apertura, comienza una etapa nueva que debe ser vivida con espíritu cristiano: responsabilidad, justicia, fraternidad, cuidado mutuo y respeto a la creación. No olvidemos, hermanos, que la apertura de la mina ha ido acompañada de legítimas preocupaciones medioambientales. La Iglesia, fiel al Magisterio del Papa Francisco en Laudato si’, no puede ignorar que el cuidado de la casa común es una obligación moral. Pero precisamente por eso, afirmamos con alegría que se han cumplido, según las autoridades competentes, todos los requisitos para garantizar un desarrollo sostenible. No hay contradicción entre trabajo y ecología, cuando ambos se integran en una visión cristiana de la dignidad humana y la responsabilidad sobre la tierra.
  7. El pueblo de Aznalcóllar ha sido, durante estos años, tierra de siembra oculta. Dios ha cultivado en vosotros virtudes preciosas: la paciencia en la espera, la unidad en la lucha, la fe en medio del dolor, la capacidad de reinventarse sin perder la esperanza. Y ahora comienza la cosecha. Como los mineros extraen lo mejor de la tierra, también el Señor ha extraído de vuestro corazón lo más noble y verdadero. Permitidme recordar con gratitud al querido Cardenal Amigo Vallejo, cuyo gesto generoso de abrir las puertas de esta Catedral permanece grabado en la memoria del pueblo. Él fue imagen del Buen Pastor que conoce a sus ovejas y no las abandona. También quiero agradecer a cuantos en aquellos años difíciles os ofrecieron alimento, abrigo y sobre todo humanidad. Aquella presencia prolongada en los escalones del Sagrario y en la Puerta de San Miguel, fue un testimonio de dignidad y fe, que toda Sevilla contempló con respeto.
  8. En esta Eucaristía están presentes, sobre el altar, los signos de vuestra identidad espiritual: el Simpecado de Nuestra Señora de Fuente Clara, vuestra Patrona, y la imagen de Santa Bárbara, protectora de los mineros. Ellas han sido compañeras silenciosas en vuestra espera. A ellas se han elevado durante años vuestras súplicas. Hoy las traéis como ofrenda de gratitud, sabiendo que su intercesión ha sostenido al pueblo en estos años de travesía. La segunda lectura, tomada de la carta de San Pablo a Timoteo, nos recuerda: «He combatido el buen combate, he terminado la carrera, he mantenido la fe» (2 Tim 4,7). También vosotros habéis combatido el buen combate, y lo habéis hecho unidos, sin perder la fe, sin ceder al resentimiento ni a la desesperanza. Esta victoria es también una victoria del espíritu, de la fe que no se rinde, de la comunidad que no se rompe.
  9. Permitidme ahora una palabra dirigida especialmente a las autoridades aquí presentes: políticos, representantes sindicales, empresariales y sociales. Esta apertura de la mina no debe quedarse en un logro puntual, sino ser semilla de futuro. Es hora de invertir en formación, en seguridad laboral, en desarrollo humano integral. Es hora de reconstruir un tejido social sano, que se aleje de la droga, del desánimo, del asistencialismo estéril. Contáis con una comunidad viva, fuerte, ilusionada. No la defraudéis. Hoy habéis venido hasta esta Catedral varios centenares de personas desde Aznalcóllar, y lo hacéis en unidad, sin distinción de ideas, unidos por un motivo noble. Esto es ya un signo precioso del Reino de Dios: ver a trabajadores, autoridades, creyentes y no creyentes, todos compartiendo el mismo banco, rezando a un mismo Padre. Así se construye la paz social, así se edifica una sociedad reconciliada.
  10. El Evangelio proclamado nos recuerda la confesión de Pedro en Cesarea: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Esta fe es la roca sobre la que se construye la Iglesia. Que también para vosotros, queridos hermanos, esta fe sea la roca sobre la que edifiquéis ahora vuestra vida personal, familiar y laboral. No pongáis vuestra seguridad solo en el empleo recuperado, sino en el Dios que no falla. Así, cualquier adversidad futura será llevadera, porque no estaréis solos.
  11. Para concluir, elevo con vosotros esta acción de gracias al Padre, por el camino recorrido. Doy gracias por vuestra constancia, por vuestra unidad, por vuestra fidelidad a la Iglesia. Os animo como pastor a vivir este nuevo tiempo con alegría, responsabilidad y fe. Que el Señor, que comenzó en vosotros esta obra buena, la lleve a término. Y que la Virgen de Fuente Clara y Santa Bárbara os acompañen siempre. Así sea.

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Proyecto Hombre Granada, “gracias y adelante con esta gran obra”

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Homilía de Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la Eucaristía de acción de gracias de Proyecto Hombre Granada por su XXV aniversario desde su fundación, celebrada en la iglesia parroquial del Sagrario-Catedral el 30 de junio de 2025, y concelebrada por el obispo de Guadix, Mons. Francisco Jesús Orozco Mengíbar.

Querido D. Francisco, obispo de Guadix;
querido Manolo, director del Proyecto Hombre;
queridos sacerdotes concelebrantes;
queridos hermanos y hermanas, que os habéis dado cita en esta celebración eucarística de acción de gracias por estos 25 años:

Ciertamente, no estamos en la comita benéfica de Abades. Aquí los que estáis, estáis por un motivo de fe, por un motivo de agradecimiento al Señor. Y mis palabras, con permiso de don Francisco -y yo estoy seguro que también él- quieren ser de agradecimiento por la labor, por el trabajo a lo largo de este cuarto de siglo de Proyecto Hombre. Esa labor de prevención de dependencias, que atan, arrojan y esclavizan a tantos hombres y mujeres. Al mismo tiempo, de saberlos liberar con ese método que incluye todas las dimensiones de la persona, desde las dimensiones médicas, psicológicas, psiquiátricas, también espirituales, para esas personas, liberarlas de esa esclavitud, que tanto daño y tanto sufrimiento, no solo a la persona, sino a la familia especialmente. Y al mismo tiempo, ese camino de reinserción, que son esas tres dimensiones que acompaña el Proyecto Hombre, integrado en la Asociación Proyecto Hombre en toda España.

Yo miro con agradecimiento y don Francisco, miramos a don Juan Santa-cruz y a don Antonio Cañizares. Don Juan, que ya está en el cielo, y don Antonio, que no puede ya por su situación de enfermo, pero su paso por nuestra tierra de Granada ha dejado esta huella, esta siembra, que fructifica y que tanto bien en más de un millón, casi millón y medio de personas atendidas, en tantas y tantas personas que se han visto liberadas, rotas sus cadenas.

Ese es nuestro agradecimiento, es nuestra gratitud. Los 25 años no es un final. Con la experiencia acumulada, con el camino recorrido, con los voluntarios que han asumido y forman parte de esa familia, que va más allá de la familia material, con los trabajadores y con su competencia y profesionalidad, están sacando adelante esta obra. Esta obra sin que la sociedad apenas se dé cuenta, porque sólo se busca lo espectacular, pero hay que salvar a esas personas, hay que ayudarlas.

Ahí entran esas palabras de Jesús: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha enviado a sanar, a liberar, a anunciar el Evangelio, a liberar a los presos de tantas esclavitudes. Y no sólo hay una esclavitud material, no sólo hay una esclavitud en una prisión, o sea, una pérdida de libertad en una prisión, sino hay tantas pérdidas de libertad y degradación de la condición humana, provocada por el mal que adquiere dimensiones nuevas y, lógicamente, en el mundo de las drogas, en ese crimen organizado que se sirve y tanto castiga a la sociedad para enriquecimiento de unos pocos.

El Proyecto Hombre también ejerce una labor de denuncia y una labor de prevención, no sólo al interior, sino también a la sociedad, recordándonos que existen esas esclavitudes, que existen esos peligros que hacen tanto mal. Pero yo estoy seguro que también, don Francisco y un servidor, tenemos ante este grupo selecto, iba a decir, de fieles que venís a dar gracias a Dios, no en un ambiente de una comida, sino en el ambiente de una iglesia y de una celebración religiosa, de la Eucaristía, de acción de gracias, reivindicar la identidad cristiana del Proyecto Hombre.

En la web pone que nace del Jubileo con mayúscula, no de una alegría que tengan dos obispos ese día, sino que nace de un Jubileo con mayúscula, que son los 2.000 años del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Y qué feliz coincidencia que, en este año, que es un Año Jubilar de invitación a la esperanza, que nos lo puso el Papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de esperanza”, vosotros sí que hacéis ese anuncio de esperanza para tantas y tantas personas atadas a dependencias, para sus familiares, para la sociedad, en definitiva, Dios os bendiga. Pero, lógicamente, cuando se habla de los valores, se dice humanismo, pero no es un humanismo de la Cruz Roja con todo el respeto, no es un humanismo sin más, de una organización de Naciones Unidas, no es un humanismo sin más, aunque sí está abierto a la colaboración de todos, de elementos de la sociedad, desde las administraciones, hasta organizaciones sin ánimo de lucro, que también quieren colaborar, o particulares, o empresas, como de hecho, gracias a Dios ocurre, y lo hacéis muy bien. Pero, esto tiene una seña de identidad y de nacimiento, tiene una partida de nacimiento, y ese humanismo es el humanismo cristiano, y esos valores de solidaridad, de caridad cristiana, que lleva a ver en el otro rostro de Cristo; y esa profesionalidad es la de una gente vocacionada, que son profesionales, pero, al mismo tiempo, profesan, con esa delicadeza y ese cariño con que tratan a las personas que están en los procesos.

Luego, detrás hay un espíritu y ese espíritu es el de Jesucristo. Ese espíritu es el de la caridad cristiana. Es una organización y es una fundación granadina. Luego, de nuestra tierra, de los hombres y mujeres de aquí, que aportan y de la sociedad granadina, que a través de la Iglesia y de manos de la Iglesia lleva la solidaridad adelante. Como un compromiso de Iglesia, así surgió y así se mantiene. Y al mismo tiempo, lleva el nombre de la protección de la Santísima Virgen de las Angustias, para esas angustias que están ahí. No es cuestión de hacer carteles, no es cuestión de banderas, pero sí de decir alto y claro, sin eufemismos y sin escondernos, esto no nos va a quitar subvenciones, nos manifestamos como somos, y somos cristianos. Eso sí, en lo destinatario, se es aconfesional absolutamente: la persona que lo necesite no se le pide ni un carnet, ni una confesión religiosa, ni un… nada. Es decir, todo el mundo que está en una situación de la precariedad de una dependencia, tiene el derecho, como ser humano, a ser acogido, a ser acompañado, a ser redimido, esa es.

Y los obispos os animamos a esto: a seguir con este espíritu cristiano, a seguir con este empeño de humanismo cristiano, que se abraza a otros hermanos, a otros conciudadanos, para hacer una obra social de primer orden, para bien de la sociedad. ¿Cuántas obras ha hecho la Iglesia de Granada? Ahí en la puerta, el loco de Juan de Dios, de Juan Ciudad, cambió todo el sistema hospitalario. ¿Cuántas, ahí enfrente? La iglesia, los curas, también empezaron la universidad, y en esa casa estuvo 230 años la Universidad de Granada. Luego, hay que reconocer las fechas y las partidas de nacimiento de las cosas. Y no olvidarnos. Después, la historia nos va llevando. Pero, en la labor de los cristianos, que la hacemos para que sólo Dios se luzca y los demás se rediman, no puede ocultarse. No podemos sacar banderas, ni insignias, ni cosas así. No queremos privilegios, pero tampoco discriminaciones u olvido. Así que adelante con esta gran obra, que sólo tiene 25 años, y tendrá muchos más y salvará a mucha gente.

Que la Virgen de las Angustias, que es la patrona de esta Fundación, nos ayude, os ayude. Y quiero dar gracias a don Manuel, también a los que le han precedido, a todo el equipo que con él colabora, a los patronos, lo hace también don Francisco, y a todas las personas que hacen posible este milagro de cada día, difícil, con marchas atrás, con vuelta a empezar, pero con nunca perdiendo el ánimo.

De verdad, que Dios os bendiga. Gracias. Adelante.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

30 de junio de 2025
Iglesia parroquial Sagrario-Catedral

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