Este año, el predicador del Quinario de las fiestas en honor al Santísimo Cristo de La Laguna está siendo el arzobispo emérito de Santiago de Compostela, Julián Barrio. Es la segunda vez que monseñor Barrio acepta esta invitación, ya que en 2008 también fue el encargado de predicar durante estos días tan señalados para los laguneros.
P.- Bienvenido, de nuevo, a esta diócesis.
R.- Muchas gracias. Para mí es un honor muy grande. En primer lugar, quiero agradecerle a monseñor Eloy Santiago que me haya invitado para poder estar aquí estos días con ustedes. Me siento muy arropado por todos.
Recuerdo con mucha emoción cuando estuve aquí predicando por primera vez. Me admira la devoción que se tiene al Santísimo Cristo. Eso allana mucho el camino a la hora de poder dar unas reflexiones que nos ayuden en nuestro compromiso cristiano.
P.- ¿Qué mensaje está queriendo transmitir estos días?
R.- Creo que en estos tiempos tenemos que volver a la figura de Cristo. Solo él nos puede ayudar a reconducir la situación política, social y eclesial. En este orden nuevo, intelectuales creyentes y no creyentes, están insistiendo en la importancia de volver a Cristo para que su mensaje sea el hilo vertebrador de una sociedad más humana.
P.- Esta entrevista la estamos realizando el 11 de septiembre de 2025. Se cumplen, por tanto, 24 años del atentado a las Torres Gemelas. ¿Cómo recuerda aquel día? ¿Dónde se encontraba usted?
R.- Estaba en el Seminario. Yo era por aquel entonces rector del Seminario de Astorga. La verdad que aquel día lo recuerdo con mucha tristeza y con una gran preocupación posterior. Pero la humanidad tiene que mirar hacia adelante porque la historia la rige la providencia del Señor a través del Espíritu. En esto tenemos que poner nuestra confianza. A veces, el hombre de nuestros días parece un náufrago en una isla sin poder descubrir que el Señor nos llama al océano de la verdad y de la bondad. Por tanto, estamos invitados a buscar esa orientación a nuestra vida para que creamos que una sociedad mejor es posible.
P.- ¿Qué acciones concretas podemos llevar a cabo los cristianos para contribuir a un mundo mejor?
R.- Cada uno de nosotros debe descubrir cuál es la misión que tiene encomendada para luego llevarla a cabo con vocación. Mirar hacia detrás es hacer de nuestra vida un muro de lamentaciones y eso no ayuda. Nosotros vamos con Cristo y descubrimos con él la novedad de cada día.
P.- Seguimos celebrando un año jubilar centrado en la esperanza. Pero en la actualidad hay mucha gente que, ante tantos conflictos bélicos y tanta falta de entendimiento, ha ido perdiendo, precisamente, esa esperanza. ¿Qué lugar ocupa la esperanza en la fe del creyente?
R.- Creo que la esperanza nos ayuda a tomar conciencia del agradecimiento que hemos de tener al pasado, haya sido como haya sido. En definitiva, somos herederos de ese pasado. Por otro lado, la esperanza nos tiene que llevar a ser fieles al presente que nos toca vivir. Puede que a veces no sea fácil pero cualquier actitud de huida nos perjudica. Y también, la esperanza nos tiene que llevar a confiar en el futuro, porque el futuro está en manos de Dios.
Además, yo añadiría que la esperanza debe ir aparejada a la paciencia, ya que sin ella no somos capaces de esperar, sosegadamente, un futuro mejor al cual estamos destinados, y que nos espera.