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Triduo pascual, la celebración más importante del año litúrgico

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Triduo pascual, la celebración más importante del año litúrgico

El triduo pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor nos sitúa en los días más importantes del año para el cristiano. Se trata de lo que Luis Rueda, delegado diocesano de Liturgia, señala como “las celebraciones principales del año litúrgico”. Son tres jornadas, Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y, por la noche, la Vigilia Pascual. Son cultos llenos de sentido y una simbología con una fuerte carga catequética.

El Jueves Santo se celebra la institución de la Eucaristía y del sacerdocio. Además, el mandato del amor fraterno. Por eso, es el Día de la Caridad. “Amor manifestado por el Señor en su Pasión, Muerte y Resurrección por nosotros, que nos dejó como memorial la Eucaristía, amor manifestado en la institución del ministerio sacerdotal en la Iglesia -obispos y presbíteros- y amor que Él manifiesta”, afirma Luis Rueda.

La celebración del Jueves Santo es especial. Es una Eucaristía solemne, y de ahí el nombre de oficios. Los elementos principales son el lavatorio de los pies, que es realizar lo que hemos leído en el Evangelio. Así se expresa también el amor que los ministros de la Iglesia tienen hacia la comunidad cristiana. Hay otro elemento principal: la reserva de la Eucaristía para la comunión del día siguiente (que no habrá consagración). Estaremos ante Dios Eucaristía, orando, meditando lo que va a pasar estos días de la Pasión y, sobre todo, adorando su presencia entre nosotros.

Viernes Santo, Cristo crucificado

El Viernes Santo, segundo día del sagrado triduo pascual, la Iglesia se centra en la meditación y contemplación de Cristo, que sube a la cruz. No hay Eucaristía, y la celebración de los oficios es muy especial. Comienza con una liturgia de la Palabra, donde el protagonismo lo tiene la proclamación y meditación de la Pasión según San Juan (el Domingo de Ramos habremos oído la Pasión según San Marcos). Posteriormente la atención se centra en pedir al Señor que la salvación realizada por Cristo en la cruz se extienda a todos los hombres. Por eso, la oración universal se hará de un modo más solemne. Es más larga que nunca, con diez peticiones, y procederán a ello un lector y el sacerdote, o un diácono y el obispo, dependiendo de dónde se celebre. Se pide al Señor que la gracia obtenida por Cristo en su Pasión llegue a todos.

El tercer momento relevante será la entronización y adoración de la cruz. Es el signo que domina esta jornada. Para ello, el sacerdote mostrará la cruz al pueblo, y la adorarán todos los presentes. Este día se hace una colecta especial por los Santos Lugares. El último momento del Viernes Santo es la comunión. Por ella nos unimos a Cristo, que ha dado su cuerpo por todos en la cruz.

La noche más importante del año

El Sábado Santo es un día de silencio y contemplación a Jesús en el sepulcro. “Pero la noche -añade Luis Rueda- será una gran fiesta”. Esa noche comienza el último momento del triduo pascual, se celebrará que Cristo, muerto y sepultado, ha resucitado para nuestra salvación. Es la noche más importante del año y se celebrará la sagrada vigilia pascual, la madre de todas las vigilias, según San Agustín.

La vigilia nos introduce en este misterio para que muramos con Cristo y resucitemos con Él. La celebración comienza con un lucernario y la bendición del cirio pascual (signo de Cristo resucitado) del que todos los presentes tomarán la luz.

La segunda parte de la vigilia pascual es una liturgia de la Palabra, más larga que en cualquier otra misa. Son nueve lecturas, que pueden reducirse dependiendo del lugar de celebración. Es una gran catequesis sobre la Pascua, empezando por la Creación, siguiendo por el Éxodo y las promesas en los profetas, hasta la proclamación del gran anuncio de la Resurrección de Jesucristo.

La tercera parte es la liturgia bautismal. Por el bautismo somos incorporados a la muerte y resurrección de Cristo sacramentalmente. Se bendice el agua bautismal, se bautiza a los candidatos que haya en cada parroquia, y toda la asamblea renueva las promesas del bautismo. “Para ello nos habremos preparado durante toda la Cuaresma”, añade el delegado diocesano de Liturgia.

La vigilia concluirá con la celebración de la Eucaristía, el banquete pascual donde Cristo resucitado alimenta la vida del cristiano, “para que vivamos como resucitados e hijos de la luz”.

 

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Una Semana Santa en misión para los jóvenes de Cabezo de Torres

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En clave misionera. Así es como vivirán la Semana Santa los jóvenes de la Parroquia Nuestra Señora de las Lágrimas de Cabezo de Torres (Murcia) a través de Estoy en misión, un programa de actividades para, en estos días, ayudar a los necesitados, participar de forma activa en los oficios y dedicar tiempo a la oración. Se trata de una experiencia que, por tercer año consecutivo, realizan los catecúmenos que se están preparando para recibir el sacramento de la Confirmación en esta parroquia y aquellos jóvenes que ya se han confirmado, con edades que oscilan entre los 12 y los 16 años.

Las actividades se iniciarán en la tarde de hoy, Miércoles Santo, a las 18:00 horas. Los participantes tendrán una acogida, una celebración penitencial y, a las 19:00 horas, la Misa de envío, para terminar el día con una merienda en los salones parroquiales.

La misión de estos jóvenes comenzará en Jueves Santo. Esa mañana, junto a la Cáritas parroquial, entregarán comida a familias desfavorecidas que residen en su misma localidad; una experiencia que prepararán con una oración previa y también con una charla a cargo del equipo de Cáritas de la parroquia. Esa madrugada, además, participarán en la actividad de evangelización Una luz en la noche. Al día siguiente, Viernes Santo, la misión será distinta: acompañarán en su labor a los visitadores de enfermos de la Pastoral de la Salud de la parroquia, también después de una oración y de una breve charla.

En Jueves y Viernes Santo, los jóvenes se citarán en la parroquia para preparar los oficios y participar juntos en ellos. También acudirán al Vía Crucis que recorrerá el pueblo al terminar los oficios de Viernes Santo. La experiencia finalizará el sábado con la Vigilia Pascual, tras la que habrá una chocolatada en la parroquia.

El párroco de Nuestra Señora de las Lágrimas, Antonio José Abellán, destaca que en Estoy en misión «se crea un clima precioso», porque son los mismos jóvenes quienes «se ilusionan y quieren visitar a las personas enfermas, ir a los hogares donde Cáritas está ayudando y colaborar».

Aquellos que deseen participar solo tienen que acudir a la parroquia, donde está disponible la hoja de inscripción con el programa de actividades completo y la autorización que deberá rellenar el padre, madre o tutor.

Vídeo de la actividad

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El centro parroquial de Porcuna, premio “Arquitectura y Empresa” 2023

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Pablo Millán arquitectos, con el Centro Parroquial de Porcuna, ha sido uno de los tres estudios de arquitectura ganadores de la segunda edición de los Premios AyE 2023, que apuestan por la visibilidad de la producción arquitectónica nacional de calidad.

El edificio ha sido galardonado tras pasar un largo proceso de selección. Tras presentarse 224 Estudios de Arquitectura participantes, se seleccionaron un total de 120 Proyectos. Después de un proceso de votaciones (Pública, Arquitectos participantes, Empresas patrocinadoras y Equipo AyE) 18 fueron los proyectos Finalistas. A partir de ese momento, fue un jurado el que dirimió las propuestas ganadoras.

El Jurado de reconocido prestigio, nacional e internacional, estaba compuesto por 7 arquitectos de 6 estudios de primer nivel de arquitectura: José Seguí del despacho Estudio SeguiAlfonso Penela del estudio Alfonso PenelaFrancisco Leiva Iborra del estudio Grupo AraneaCarlos Garmendia del estudio Gramendia Cordero ArquitectosJaime Oliver y Paloma Hernaiz del estudio OHLAB y Borja Ferrater del estudio ELIA An OAB Company.

El edificio del Centro Parroquial de Porcuna, se encuentra inserto dentro de un ámbito de gran valor patrimonial, rodeado por las murallas y con importantes referencias visuales a las torres del recinto medieval. Con estas preexistencias y, aprovechando un vacío urbano ocasionado por una demolición realizada en los años ochenta, el equipo de arquitectura consiguió encajar una pieza contemporánea con importantes referencias a arquitecturas heredadas. Así, de forma sobria, se resuelve un programa complicado de aulas y equipamientos para la comunidad parroquial de Porcuna. Como subraya el prestigioso arquitecto Alberto Campo Baeza en un texto sobre esta obra: “Unas arcadas blanquísimas, de sencillas bóvedas de crucería blancas, en dos plantas, conforman dos lados de un patio bellísimo en Porcuna”.

Más info: https://pablomillan.es/proyectos/2020-2017-centro-parroquial-porcuna/

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Homilía del Obispo de Jaén en la Misa Crismal de 2024: «Queremos ser fieles a nuestro ministerio, para ser los fieles anunciadores y dispensadores de los bienes de la salvación»

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Cada Martes Santo, como es costumbre en nuestra Diócesis, celebramos la Misa Crismal, que adelantada, es para nosotros la Misa Sacerdotal del Jueves Santo, la Misa de la institución del sacramento de la Eucaristía, de nuestro ministerio sacerdotal y en buena parte de la misma Iglesia como comunidad sacramental.

Siempre resulta emocionante esta celebración que nos introduce entrañablemente en la Última Cena, donde contemplamos a Jesús, con la idea inevitable de su muerte inminente. Aquella cena pascual es también para Él cena de despedida, y más profundamente, cena de aceptación y de cumplimiento de la voluntad del Padre.

Es el momento de la revelación máxima del amor de Jesús, manifestado en su muerte prevista y aceptada serenamente, en el amor y en la obediencia, en la fidelidad y en la entrega. En el amor y la entrega de Jesús se manifiesta y se desborda el amor de Dios como realidad absoluta y definitiva.  El amor de Dios, en Cristo y por Cristo, se nos acerca, se constituye fuente de perdón y de vida, de justificación, de fraternidad y de salvación para todos nosotros.

En aquel Cenáculo nació la Iglesia y nació nuestro ministerio como servicio, a la vez hacia Cristo y hacia los hermanos. “Haced esto en memoria mía”: somos memoria viviente de Jesús, instrumentos y cauces de su amor. Hacer “esto” no es sólo repetir materialmente las palabras de Jesús, sino reunir a sus hermanos; buscar a los comensales; hablarles de Jesús; ganarles para la fe y para el amor; invitarles a sentarse a la mesa con el corazón limpio; ayudarles a tomar de la mano del mismo Señor el Pan de vida y el Cáliz de la salvación.

En la Eucaristía está en germen toda nuestra espiritualidad y toda nuestra pastoral. La espiritualidad de la vida sacerdotal consiste en poner nuestra vida entera al servicio de la misión de Jesús, con humildad, autenticidad y diligencia. Nuestra actividad pastoral se resume en preparar los comensales para la mesa del Señor y hacer que el mundo entero viva la nueva Alianza con Dios y lave sus pecados con la sangre, es decir, con la vida y entregada de Cristo.

Por eso, hermanos, nosotros debemos tener un auténtico empeño en vivir la Eucaristía, porque es lo esencial de nuestro día a día.  

Debemos pedir: “Dios mío, que yo pueda ser ministro de la Eucaristía, para vivir yo de ella y que los demás vivan de ella”. Fundamentalmente, para eso nos ordenamos, para ser ministros de la Eucaristía. Todo lo demás, la predicación, la visita a los enfermos, la catequesis, las clases, la oración litúrgica…, todo ello no se entiende sin la Eucaristía. No estoy diciendo que todo lo demás sea secundario, sino que hay que entenderlo en función de la Eucaristía.

Queridos hermanos, Dios ha puesto un hermoso tesoro en nuestras manos. Y cuantas veces hemos dicho “un tesoro en un recipiente de barro” (2 Cor 4,7). Por un lado, porque contemplamos la fragilidad de nuestra vida, pero también, por otro, porque somos conscientes de que nosotros y nuestra Iglesia ya no es valorada por un gran sector de nuestra sociedad, e incluso, algunos tratan de arrinconarla y de apartarla de los espacios públicos. El mensaje de Jesucristo “parece” no interesar a muchos. Y, por si fuera poco, nos encontramos con el vendaval de las críticas, en ocasiones fundadas y en otras muchas infundadas, que, de vez en cuando, nos llegan de fuera o hasta de dentro de la Iglesia, y que los medios de comunicación airean con mucha efectividad.

La situación actual de la Iglesia se asemeja a esa barca frágil que navega en medio del mar, golpeada por la tormenta. La Iglesia, en muchos lugares, vuelve a ser una minoría en medio de la masa de población, una pequeña comunidad vulnerable que vive en condiciones de provisionalidad.

Esta situación es una dura prueba, pero contiene también una oportunidad, la de descubrir que estamos llamados a ser levadura en medio de la masa. Esta situación debe llevarnos a entregarnos con más ardor a la misión que el Señor nos ha encomendado. Siendo conscientes, de que ya no se trata, en esta nueva situación, de ir solamente a buscar a la oveja perdida, sino que se trata de dar respuesta al hambre de las noventa y nueve ovejas que están sin pastor y que, si no las atendemos, pueden perderse y adentrarse en las tinieblas del mundo. Reflexión que estamos haciendo junto a nuestros religiosos y laicos en el Plan Pastoral que nos hemos marcado para estos años.

Es verdad que la Iglesia de Cristo se parece más a una humilde casa en medio de un vendaval en el que los fallos y pecados no esconden su pobreza ni debilidad, pero que demuestran que es Dios quien la sostiene. Mi fuerza se manifiesta en la debilidad, dirá el Señor a san Pablo (cf. 2 Cor 12,9a).

La oración que Jesús hizo aquella bendita noche nos lleva a no olvidar que la fuerza de todo evangelizador, de todo pastor, se halla en su comunión profunda con Cristo y con los hermanos. Solo se evangeliza desde la comunión, desde nuestro estar unidos: “que sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado” (cfr. Jn 17,21). Unidos al Papa, al obispo, al presbiterio, al pueblo de Dios. Y es desde ahí, especialmente desde la fraternidad sacramental, sintiéndonos una única familia, unidos en el único Pastor, es donde encontraremos las fuerzas para lanzarnos con humidad, pero con valentía y fortaleza a renovar los caminos de la evangelización y revitalizar, por tanto, la fuerza de nuestro ministerio sacerdotal, en nuestra tierra jienense.

Queridos hermanos sacerdotes, las dificultades que encontramos hoy en nuestro ministerio nos están pidiendo a gritos que nos centremos cada vez más claramente en lo que es esencial y lo hagamos con toda la autenticidad de que seamos capaces: tener la Eucaristía como el centro de nuestra vida, unidos íntimamente a Cristo, viviendo la fraternidad como el bastón que da firmeza a nuestro andar.  

Y todo ello para anunciar a todos y a cada uno, de manera sincera y convincente, que Dios nos ama como un padre verdadero, y que este amor es la fuente inagotable y la norma universal de nuestra vida.

Este es el anuncio capaz de purificar y consolidar el amor de las familias haciéndolas felices en la fidelidad y en la fecundidad. Este es el anuncio que nuestros jóvenes necesitan escuchar y recibir para descubrir su propia dignidad y no ser esclavos de este mundo. Este es el único anuncio capaz de cimentar sólidamente una convivencia pacífica en nuestro pueblo, en nuestro país, por encima de todas las diferencias, en la verdad y la libertad, en el respeto mutuo y en el amor sincero. Anuncio desde el que han de nacer todos los demás bienes de orden material, cultural o social que la sociedad tiene derecho a esperar de la Iglesia a la que nosotros queremos servir.

En el acierto de este anuncio y en la sinceridad con que lo desarrollemos está el secreto de la eficacia de nuestro ministerio. Por tanto, os pido que, con nuestra verdadera entrega a la voluntad de Dios, viviendo auténticamente nuestro sacerdocio, ayudemos a la gente a creer de verdad en el amor paternal de Dios y a vivir en consecuencia. Sólo así conseguiremos renovar nuestra Iglesia y transformar en profundidad nuestra sociedad. Y, de este anuncio vital, recibiremos también el mejor consuelo y la más firme alegría en nuestro ministerio.

Recordad siempre que esta misión de presidencia y de servicio la tenemos que desempeñar en el nombre del Señor, sin personalismos, sin conflictos ni divisiones, sin desalientos ni cansancios, manteniendo, como Él, la confianza en el corazón humano, que es obra de Dios, y en la permanente actualidad del Sacerdocio único y universal del Señor, al cual hemos sido incorporados.

Por ello, nuestro principal empeño tiene que centrarse en representar lo más exactamente posible la presencia de Cristo, su estilo de vida, su profunda unión espiritual y amorosa con Dios, su servicio generoso y cercano a todos los necesitados, la fuerza iluminadora y vivificante de su palabra, la sinceridad y apertura de su compasión y su misericordia hacia todos los que se nos han confiado. ¡Vivamos en intimidad con Él, compartiendo su mismo proyecto y su mismo pensar y sentir! Fomentándolo en la oración y en la escucha cotidiana de su Palabra.

En esta ocasión solemne quiero agradeceros, en nombre del Señor y de todo el pueblo de Dios, vuestra fidelidad, vuestro trabajo de cada día, vuestra buena voluntad tantas veces manifestada. Pido para que el Señor os conceda fortaleza en la debilidad, contad con mi oración. Yo os pido la vuestra.

Dediquemos un recuerdo a nuestros hermanos recientemente fallecidos, a los ancianos y enfermos que no han podido venir hoy aquí a pesar de sus deseos, a los que padecen cualquier tribulación.

A pesar de la dificultad y de las grandes exigencias de esta tarea, hoy queremos renovar ante el pueblo de Dios nuestros compromisos y deseos de ser los fieles servidores del Señor y de su pueblo en esta vocación que hemos recibido para el bien de nuestros hermanos.

Delante de vosotros, hermanos queridos (diáconos, religiosos, seminaristas y laicos), manifestamos nuestra voluntad sincera de fidelidad y de servicio. Queremos ser fieles a nuestro ministerio, queremos vivir intensamente unidos a Jesucristo para ser los fieles anunciadores y dispensadores de los bienes de la salvación.

¡Rogad por nosotros, ayudadnos con vuestra oración, con vuestra comprensión y afecto! No somos más que nadie. Somos débiles y pecadores como cualquiera de vosotros. Pero, con la gran responsabilidad de ser testigos fehacientes de santidad.

Os pedimos perdón por nuestras deficiencias, por nuestras rutinas y desalientos, por nuestros personalismos y divisiones, por nuestras infidelidades de todas clases.

Unidos todos en torno a la figura de nuestro Salvador, sostenidos y animados por la intercesión de la Virgen María, Madre de Cristo y Madre nuestra, pedimos al Señor que se haga presente poderosamente en nuestras vidas, que nos llene a todos de los bienes del Espíritu y nos haga verdaderos Apóstoles, auténticos servidores de su Evangelio.

+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

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Vida. Mi historia a través la Historia

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Llega a la Librería Diocesana una de las historias más esperadas sobre la vida del Papa Francisco

El papa Francisco cuenta por primera vez la historia de su vida a través de los acontecimientos que han marcado a la humanidad en los últimos ochenta años. Unas vivencias inéditas en las que comparte los orígenes de las audaces ideas que han sido testigo de su pontificado: Desde sus valientes declaraciones contra la pobreza, su preocupación por la destrucción del medioambiente hasta la exhortación directa a los líderes mundiales en temas como la lucha contra las desigualdades o la carrera armamentística.

Jorge Mario Bergoglio acompaña al lector en un viaje extraordinario que comienza con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 ?cuando el futuro pontífice tenía casi tres años? hasta nuestros días. En sus páginas la voz del papa se alterna con la de un narrador que en cada capítulo reconstruye el escenario histórico en el que se enmarca.

En palabras del pontífice: «Vida ve la luz para que, sobre todo los más jóvenes, puedan escuchar la voz de un anciano y reflexionar sobre lo que ha vivido nuestro planeta, para no repetir los errores del pasado. Pensemos, por ejemplo, en las guerras que azotaron y que azotan el mundo. ¡Pensemos en los genocidios, en las persecuciones, en el odio entre hermanos y hermanas de diferentes religiones! ¡Cuánto dolor! Al llegar a cierta edad es importante, incluso para nosotros mismos, volver a abrir el libro de los recuerdos y hacer memoria, para aprender mirando atrás en el tiempo, para encontrar lo que no es bueno, aquello tóxico que hemos vivido junto a los pecados cometidos, pero también para revivir lo bueno que Dios nos ha enviado. Es un ejercicio de descernimiento que deberíamos hacer todos, ¡antes de que sea demasiado tarde!».

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Actos en Murcia en honor de la Virgen de la Fuensanta

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Con motivo del aniversario de la coronación canónica de su patrona, y coincidiendo con las Fiestas de Primavera, Murcia celebrará a partir de la próxima semana los actos y cultos habituales en honor de su patrona, la Virgen de la Fuensanta.

Ofrenda floral

El próximo lunes, 1 de abril, será cuando se realice la ofrenda floral a la Morenica en la plaza del Cardenal Belluga, a las 17:30 horas. Estará a cargo de cofradías, hermandades, peñas huertanas, grupos festeros y distintas asociaciones, así como de todos aquellos devotos que lo deseen, que saldrán al encuentro de su patrona desde la plaza Camachos.

Misa Huertana

El 2 de abril, día del Bando de la Huerta, se celebrará la tradicional Misa Huertana que el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidirá en la plaza del Cardenal Belluga, a las 10:00 horas. La imagen de la Virgen de la Fuensanta procesionará a continuación por las calles del centro de la ciudad, con dos estaciones en su recorrido para orar por la lluvia: una en la plaza Santo Domingo y otra junto a la Catedral, en la plaza de la Cruz.

Novenario

Desde el viernes 5 de abril se celebrará en la Catedral un novenario en honor de la Virgen de la Fuensanta en el 97 aniversario de su coronación canónica. Comenzará todas las tardes, a las 18:45 horas, con la exposición del Santísimo, rezo del Santo Rosario y de la novena; continuará con la Misa de las 19:30 horas, que presidirá cada tarde el sacerdote Juan Carlos García Domene, director de la BAC y del Instituto Teológico San Fulgencio; y terminará con la Salve y el Himno de la Coronación. También se realizará la novena en horario de mañana, a las 11:45 horas, con la celebración de la Eucaristía a las 12:00 horas.

Paso bajo el manto

El tradicional paso de los niños bajo el manto de la Virgen de la Fuensanta será el lunes 8 de abril, en la solemnidad de la Anunciación, día en que la Iglesia celebra el misterio de la Encarnación. En esta tradición, se invita a que las familias que tengan niños menores de tres años acudan a la Catedral para presentarlos a la patrona «pasándolos bajo su manto maternal». Será a partir de las 17:00 horas.

Misa por el aniversario de su coronación y romería

El domingo 14 de abril, una vez terminado el novenario, el obispo de Cartagena presidirá en la Catedral, a las 11:45 horas, la Misa del 97 aniversario de la coronación canónica de la patrona de Murcia, previo rezo de Sexta.

La Morenica regresará en romería a su santuario el 16 de abril, el martes siguiente a la celebración de su coronación.

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TREINTA MONEDAS DE PLATA, por Jesús Martín Gómez

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Todo tiene un precio. Se trata de un pensamiento muy extendido en nuestra cultura. El intercambio de bienes ha traspasado incluso la barrera de lo moralmente aceptable. Todo es susceptible de convertirse en un negocio. Dónde haya un producto, una tendencia o un deseo humano nos encontramos con alguien que ya ha visto la oportunidad para lucrarse con ello. La cuestión no es lo que nos ofertan, sino que hemos caído en la red que nos lleva a pensar que la plenitud de la vida consiste en consumir. Consumimos experiencias, viajes, ideas, tendencias, imágenes, información, personas… todo es objeto de nuestro deseo y todo podemos cosificarlo a nuestro antojo convirtiéndolo en un producto comercial. La voracidad y el ritmo al que lo hacemos no nos ayuda a detenernos para pensar en la conveniencia que tiene para nosotros. La mentalidad de consumidor es tal vez más peligrosa que la de comerciante pues nos hace ver con mirada de utilidad incluso a los que nos rodean.

Quizá en esto consistió el desengaño de Judas. Él se había sentido defraudado con aquel producto que compró cuando el Maestro lo llamó.  Como quien se cansa del trasto que tiene en casa y publica un anuncio en Wallapop, lo puso a la venta poniéndole un precio, treinta monedas de plata. Este precio era conocido en la tradición del pueblo de Israel. Treinta monedas de plata era una cantidad bastante considerable. Se trata del precio de un esclavo según nos señala el libro del Éxodo. Treinta monedas de plata fue lo que el profeta Zacarías recibió por su salario cuando decidió dejar de apacentar al rebaño que era un símbolo del pueblo de Israel. Aunque el evangelista Mateo señala el cumplimiento de la profecía de Jeremías, la realidad es que este profeta no dice nada a cerca de ese dinero, sin embargo, como Zacarías y Jesús, sufrió el rechazo del pueblo cuando intentaba reconducirlo a Dios. Todos los profetas, de hecho, habían sufrido ese desprecio cuando el pueblo entendía que Dios sobraba, que no lo necesitaban.

Existe una diferencia entre poner precio y valorar, esta semana santa puede ser la ocasión para hacer lo segundo. Valorar es una reflexión que se debe hacer al margen de la utilidad que las acciones o las cosas tienen para nosotros. Hay cosas que, aunque carecen de precio tienen un gran valor, podríamos decir, un valor eterno. ¿Quién puede ponerle precio al esfuerzo que nuestras familias han hecho para sacarnos adelante? Se trata del valor del amor que nos ayuda a contemplar la Pasión de Jesús si estamos dispuestos a comprender algo. El mismo hecho de que existamos, pudiendo no haber existido, es una demostración del amor de Dios. Sin embargo, en ningún sitio como en la Cruz, podemos entender no solo su amor sino también el valor que él nos da, la sangre de su Hijo. No le basta con habernos creado y dado la vida también nos está llamando a que compartamos con él la vida eterna. La Semana Santa nos puede ayudar a detenernos y recapacitar si nuestra mentalidad de consumistas, en el fondo una mentalidad reduccionista que nos hace creer que todo está bajo nuestro control, no estará impidiendo que sepamos valorar este amor que nos sobrepasa.

Jesús Martín Gómez

Párroco de Vera

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Los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales en la Misa Crismal del Martes Santo, en la Catedral de Guadix

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Los sacerdotes renovaron sus promesas sacerdotales en la Misa Crismal del Martes Santo, en la Catedral de Guadix

El Martes Santo comienza en la ciudad accitana con la celebración de la Misa Crismal, a la que asisten todos los sacerdotes de la diócesis para renovar sus promesas sacerdotales. Se trata de una celebración cuyo lugar litúrgico es en la mañana del Jueves Santo, pero que se adelanta al martes para facilitar la asistencia. Preside la celebración, en la que se bendicen los Óleos y el Crisma, el obispo.

 

Y así fue en el día de ayer. Presidio D. Francisco Jesús Orozco y asistieron los sacerdotes y los seminaristas y, por supuesto, muchos fieles, que no quisieron perderse esta Misa tan especial y tan distinta. Antes, los sacerdotes participaron de una meditación, en la iglesia del sagrario, en la que el deán de la Catedral, Juan Sáez, habló de la liturgia en torno a la Misa Crismal.

Tras la meditación, comenzó la Misa, en la que los sacerdotes pudieron renovar sus promesas sacerdotales y todos pudieron participar de una celebración en la que se bendijeron los Óleos de Catecúmenos y de Enfermos, así como el Santo Crisma, con el que se ungirá a los que se confirmen a partir de ahora y con el que se consagrará al diácono cuando sea ordenado sacerdote, como recordó el obispo en la homilía.

En esa homilía, D. Francisco Jesús recordó también todo lo que se celebra en la Misa Crismal, que toma el nombre de esa bendición del Crisma. Habló de los Óleos que se bendicen y para qué los utiliza la Iglesia, tanto en el Bautismo como en los momentos de dolor y enfermedad, así como para los sacramentos de la Confirmación y el Orden Sacerdotal. También habló del Misterio Pascual que la Iglesia se dispone a celebrar en esta Semana Santa y de la vocación al sacerdocio, que disciernen los seminaristas y que ya viven los sacerdotes en su día a día.

Y haciendo referencia al Orden Sacerdotal, Mons. Orozco se dirigió a los presbíteros asistentes recordando que “somos hombres consagrados a Dios, como sacerdotes y en plenitud y totalidad”. También habló de las dificultades de los sacerdotes en el día a día y de la necesidad de vocaciones: “en este invierno vocacional, rezad para que no nos falten sacerdotes, porque sin ellos no hay Iglesia, no hay Eucaristía, no hay perdón de los pecados”.

Y terminó recordando que “los sacerdotes son necesarios en la Iglesia como colaboradores del ministerio episcopal” y, con palabras del papa Francisco, dando gracias a los sacerdotes “por vuestro testimonio, sois realmente los amigos valientes de Dios”.

A finalizar la Eucaristía, los sacerdotes recogieron los Óleos y Crisma para llevarlos a sus pueblos y poder administrar, así, los sacramentos. Terminó la mañana con una comida en fraternidad en la Residencia Sacerdotal.

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

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La Hermandad del santísimo de la Catedral organiza turnos de vela para la adoración ante el Monumento

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La Hermandad del santísimo de la Catedral organiza turnos de vela para la adoración ante el Monumento

La Hermandad del Santísimo Sacramento de la Catedral de Guadix organiza la jornada de adoración ante el Santísimo Sacramento del Jueves Santo. Será en la Catedral, y comenzará al terminar la Misa de la Cena del Señor hasta el Viernes Santo.

 

El Monumento, lugar para la adoración donde se reserva la Eucaristía que será distribuida el Viernes Santo, se ha instalado en la iglesia del Sagrario, de Guadix. Se pretende crear turnos de vela, para lo que la Hermandad ha creado un formulario para poder inscribirse y seleccionar la hora en la que se puede asistir: https://forms.gle/UCzcvBE6kPf4RLdV9

Desde la Hermandad del Santísimo se anima a todos a participar, en algún momento de la jornada, de un rato de oración ante el Santísimo. De manera particular, se invita a los miembros de la propia Hermandad y de las demás Hermandades y Cofradías de Semana Santa, así como las sacramentales y las de gloria, a participar en estos turnos de vela y adoración del Santísimo. Y, por supuesto, se anima a todos los creyentes a vivir la noche del Jueves Santo desde la contemplación del misterio y la adoración del Santísimo Sacramento.

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Miércoles, 27 de marzo

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Dossier de prensa diario elaborado por la Delegación diocesana de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Córdoba.

20240327 Dossier de prensa

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