Un Rocío por los cristianos perseguidos

Diócesis de Córdoba
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La diócesis de Córdoba comprende la provincia de Córdoba, en la comunidad autónoma de Andalucía y es sufragánea de la archidiócesis de Sevilla.

Todas las hermandades del Rocío de la Diócesis están portando un “cirio” en sus respectivas carretas de los “simpecados” durante su peregrinación hasta la aldea del Rocío.
Las hermandades de la Virgen del Rocío de Córdoba, Lucena, Puente Genil, Priego y Cabra se han sumado a la propuesta de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) de llevar un cirio encendido con el logo de esta fundación en recuerdo a los cristianos perseguidos. “Cada cirio encendido es una oración por nuestros hermanos que sufren en su día a día persecución por su fe”, explicaron los responsables de la Fundación ACN en la Diócesis.

Tras la misa de romeros de las respectivas hermandades ha comenzado el traslado a la aldea del Rocío, donde en este lunes de Pentecostés se celebrará la multitudinaria procesión con la Virgen.

¿Qué es ACN?
Ayuda a la Iglesia Necesitada es una fundación de la Santa Sede que ayuda pastoralmente a la Iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo.

Esta ayuda se transforma en diferentes ámbitos como construcción y reconstrucción de iglesias, ayuda de emergencia, formación de religiosos y laicos, medios de transporte, asistencia para religiosas, material catequético, medios de comunicación…

¿Qué significa el logo?
En 1947, año en que se fundó Ayuda a la Iglesia Necesitada, la II Guerra Mundial y los acuerdos de Yalta y Postdam habían dejado un mundo dividido en dos partes. Esto es lo que representa el símbolo de la Fundación: una esfera roja (el mundo) partida por la mitad, el Telón de Acero. A la izquierda, Occidente, la vieja Europa de hondas raíces cristianas. La cruz representa a la Iglesia católica. La Iglesia que mira a Oriente y traspasa el muro divisorio, como una flecha, para evangelizar y socorrer a la Europa del Este, a los católicos sin recursos y perseguidos por los regímenes comunistas.

Desde entonces, las fronteras de esa Iglesia que sufre se han ampliado a muchos países de Asia, África y Oriente Medio. Hoy Occidente se vuelca en auxiliar con generosidad y oraciones a esa Iglesia necesitada y perseguida, a esa Iglesia de mártires y futuros santos (el color rojo representa la sangre de esos mártires) que con su testimonio de fe auténtica están ya contribuyendo a reevangelizar a un Occidente dormido y alejado de Dios.

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