Palabras de Vida
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Monseñor Rico Pavés: “ La Pasión del Señor es escuela de amor verdadero”
La Pasión del Señor es escuela de amor verdadero. Al comenzar la Semana Santa, la Iglesia presenta a través de la Liturgia una petición en favor de sus hijos: que las enseñanzas de la pasión nos sirvan de testimonio. El testigo levanta acta de lo sucedido. El testimonio es memoria presente de hechos pasados que permite abrirse al futuro. Jesús padece, muere y resucita de una vez por todas. La Liturgia actualiza en el tiempo lo que sucedió en un momento preciso de la historia. Las enseñanzas de la pasión son testimonio porque mueven a imitación y graban en la memoria lecciones de vida eterna. A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar.
La Pasión del Señor es escuela porque en ella está el Maestro. Jesús enseña con sus palabras y con sus obras, con lo que hace y con el modo de padecer. En el evangelio de san Lucas las palabras de Jesús disminuyen a medida que se adentra en la Pasión. En el pórtico, la institución de la Eucaristía. Con deseo ardiente, el Maestro se entrega a los discípulos. Pan y vino, por su palabra, serán signo de su Presencia viva. Cuerpo que se entrega, Sangre que se derrama, anuncian el precio de nuestro rescate. Comida y bebida son el cauce para nuestra participación. La entrega de Cristo consumada en el Calvario comienza en la última Cena, convertida así en el aula donde el Maestro imparte lecciones de vida: entre los discípulos, el primero es el servidor; Simón caerá, pero, levantado, dará firmeza a sus hermanos; en adelante, Jesús estará con los suyos de otra manera. Tras la promesa de la Cena llega el cumplimiento de la crucifixión. La palabra eficaz del Maestro se verifica en la contradicción: el que enseña, cerrará la boca; el que trae la alegría soportará la angustia; el que siembra confianza recibe traición; el Hijo recibe el desprecio del esclavo; el justo Juez es ajusticiado; el Rey veraz y soberano comparece vituperado y encadenado; el atormentado regala consuelo a su paso; el Autor eterno de la vida, muere a los ojos del mundo derrotado. En la hora del poder de las tinieblas, la sola voz del Hijo amado anuncia la victoria del amor más grande. Para los que le dan muerte, el Hijo pide al Padre el perdón; para los que desvelan su culpa ante el Inocente, el Hijo promete el Paraíso; para el corazón que carga con el pecado del mundo, el Hijo busca el regazo del único que otorga consuelo: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
En la escuela de la Pasión del Señor aprende quien acoge las palabras del Hijo Maestro; progresa quien camina detrás del que va primero; aprovecha quien reconoce en las heridas sus propias culpas. Lección de amor, corazón requiere. Amor verdadero exige conversióny curación. La escucha, atención y disposición del discípulo son actitudes del corazón. En la escuela de la Pasión es buen alumno el que se deja amar y comunica a otros el amor de Dios recibido. En esta escuela el amor está velado: la belleza cubierta de oprobios; la ternura tapada por la crueldad; la verdad negada desde la mentira y la indiferencia; la vida herida por muerte ignominiosa. Para levantar el velo y descubrir el amor que todo lo puede necesario es devolver Amor a quien de forma extrema nos ha amado.
En la escuela de la Pasión, resuena la invitación de Cristo: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. El estudio en esta escuela se llama oración y descanso en el Corazón. Ante la Pasión, pedir amor para en todo reconocer a Jesucristo, nuestra esperanza.
+José Rico Pavés
Obispo de Asidonia-Jerez
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